La Navidad es la época en la que más se consume de todo el año. Adquirimos regalos de todo tipo, ropa, zapatos, colonias... pero, sobre todo, compramos comida, protagonista indiscutible de las fiestas. La agenda se llena de reuniones familiares, con amigos, de trabajo..., que giran en torno a la gastronomía. Estos días se consumen (y desechan) especialmente productos que tienen un coste ambiental elevado, como son la carne y el pescado. De hecho, la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios prevé que un 25% de la comida se tirará a la basura durante estas fiestas. Un dato preocupante en un país que genera más de 170 millones de toneladas de CO2 para producir alimentos que finalmente no se consumen, según el Ministerio de Agricultura.

A pesar de que la carne y el pescado son los protagonistas de las navidades, existen opciones más sostenibles. Por un lado, la carne contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero, además de fomentar la contaminación de suelos y ríos. Por otro, la sobrepesca amenaza los ecosistemas marinos. Si queremos realizar un menú navideño tradicional, siempre podemos evitar aquellas especies más amenazadas, como el atún rojo o el rodaballo salvaje. Además, a la hora de comprar, la organización WWF hace especial hincapié en la importancia de conocer la procedencia del pescado y el tipo de pesca utilizado, para decantarse por el de menor impacto en el medio ambiente, como es la pesca cercana a la costa y evitar la de arrastre, que barre los fondos del mar.