El Congreso acaba de dar luz verde a la nueva ley de paliativos que será de obligado cumplimiento para las comunidades autónomas, aunque ya cuenten con su propia regulación. Es el caso de Galicia, que desde 2015 cuenta con una norma que permite la sedación paliativa y contempla también el derecho del paciente a rechazar que se alargue su vida de forma artificial. La normativa estatal, sin embargo, va más allá y reconoce el derecho de los enfermos en situación terminal a disponer en el hospital de una habitación individual durante su estancia, que forma que les garantice intimidad en la fase final de su vida.

Este derecho, que no estaba recogido en la ley gallega, deberá hacerse efectivo por parte de las administraciones autonómicas en el plazo de un año desde que entre en vigor la normativa estatal. El proyecto, propuesto por Ciudadanos, aún debe pasar todavía por su trámite en el Senado tras recibir en el Congreso el respaldo de PP, PSOE, Podemos y parte del Grupo Mixto. Su aprobación se da por hecha y además se abordará la propuesta socialista de regular el derecho a la eutanasia.

Ya hay diez comunidades que han legislado sobre los cuidados al final de la vida: Andalucía, País Vasco, Navarra, Cataluña, Madrid, Galicia, Asturias, Valencia, Aragón y Canarias.

La nueva ley estatal recoge muchos de los puntos ya plasmados en las normativas autonómicas y otros que serán novedosos. Por ejemplo, en el caso de que los pacientes sean menores de edad la regulación que se tramita en las Cortes recoge el derecho de estos enfermos a "un seguimiento de manera individual, y en lo posible, siempre por el mismo equipo de profesionales". Los hospitales deberán garantizar también que estos menores sean hospitalizados con otros niños, "evitando en todo lo posible su hospitalización entre personas adultas".

De la misma manera tendrán derecho a estar acompañados el máximo tiempo posible, durante su permanencia en el hospital, por sus progenitores o las personas que los sustituyan, aunque éste aspecto ya venía recogido en la ley gallega con carácter general para todos los enfermos en situación terminal.

La normativa autonómica, ya en vigor, detalla incluso que las visitas a estos pacientes no tendrán límite de tiempo, que un familiar se podrá quedar a dormir y que el paciente podrá usar su ropa personal si así lo desea.

Además sus parientes podrán traerle alimentos, y, en general, "todo aquello que contribuya potencialmente al bienestar del paciente y evite los efectos negativos de la institucionalización de su cuidado".