Pontevedra no ha sido la provincia más agraciada en el reparto que el Gordo, el 03347, realizó ayer en Galicia, pero tres décimos, de 400.000 euros cada uno, fueron vendidos en la comarca, que deja así 1,2 millones en Pontevedra, Poio y Sanxenxo. La administración de lotería situada en el centro comercial de San Blas, el restaurante H. Puente en Combarro y el bar Gran Suqui del paseo de Silgar fueron los tres establecimientos que ayer fueron tocados con la fortuna de haber vendido uno de estos boletos premiados. Todos ellos, a través de la máquina, una modalidad que sin embargo solo aceptan la mayoría de los compradores como último recurso.

En Combarro, los propietarios del pequeño restaurante en el que se vendió el boleto premiado, estaban ayer exuberantes. No tienen idea de quién puede ser la persona afortunada, pero para ellos es una cuestión secundaria. Saben que fue vendido en verano, lo que incrementa la posibilidad de que la suerte haya acompañado a algún turista que eligió el emblemático pueblo para disfrutar de su descanso veraniego.

"Después de 50 años vendiendo Lotería estábamos deseando dar un primer premio", confiesa Juan Luis Fontán, hijo de la propietaria, Laura Currás, que ayer no escatimó botellas de cava para brindar y compartir su alegría con todos los que se acercaban al establecimiento. Y es que salvo unas pedreas y una quiniela en 2016, apenas entregaron premios. "Y siempre están los clientes protestando porque no repartimos suerte", bromeaba ayer.

Poco a poco, la mayor parte de los vecinos se acercaron al bar a curiosear. Y es que de la terminación 47 todo el pueblo tiene alguna participación. "No es que sea mucho dinero, pero al menos para un capricho dará", asegura Laura Currás. En el bar, los propietarios, entre los que también está Saúl Fontán, la tercera generación de esta familia de hosteleros, siguieron el sorteo por televisión durante toda la mañana. "Mi padre estaba enfadadísimo porque no salía ningún número de los nuestros", desvela. "Es cierto", confirma José Luis Fontán, "llegué a decir que el 47 estaba gafado y que el año próximo no lo vendería. Y al poco, sale El Gordo".

"Me siento más feliz que si me hubiese tocado a mí. Nadie se puede imaginar la felicidad que produce haberle vendido a alguien un décimo premiado", insiste José Luis Fontán, que ayer comenzaba la venta del 47.876 para el sorteo de El Niño. "A ver si con estos premios la gente le pierde el miedo a la máquina y confían en que cualquier número puede resultar premiado, porque sigue habiendo muchas personas reacias que insisten en llevarse el boleto tradicional de papel", apunta Saúl Fontán.

Las primeras en llevarse el número que vende para Reyes el restaurante H. Puerto fueron tres jóvenes de Lugo que eligieron Sanxenxo para disfrutar de una escapada previa a las navidades. Ayer se acercaban a tapear en Combarro cuando en la radio escucharon que en el pueblo había tocado El Gordo y pensaron que era una señal. "Entramos y vimos que ellos todavía no lo tenían muy claro y pensamos que estaban de broma, que no era aquí. Enseguida se confirmó y nos sumamos a la fiesta", apunta Alejandra, que viaja junto a Luz e Inés. Todas compraron ayer lotería en el bar "por si acaso".

Y ese es el toque de fortuna con el que la Lotería agració ayer a este establecimiento hostelero. Durante el verano son miles los turistas que se acercan a Combarro y que adquieren sus décimos en el céntrico bar, pero el cartel que a partir de ahora lucirá en las paredes del restaurante no permitirá que nadie olvidé que en Combarro se ha vendido El Gordo. No puede haber mejor reclamo.