Una de las razones que podrían explicar por qué más personas se animan a prevenir y a tomar decisiones antes de no poder hacerlo, como ocurre con la autotutela o el poder preventivo para el caso de incapacidad, es que la edad media de los clientes de las notarías ha bajado. Al menos esa es la experiencia de Juan Cora, quien alega que no tuvo casos de autotutelas o poderes preventivos más allá de los 50 o de los 55 años. Ese, señala, podría ser un factor que incidiese en el aumento de estas opciones: son personas con más posibilidades de acceso a la información y a internet. De hecho, uno de cada cinco firmantes de testamento vital, que va en el pack y se puede hacer ante notario, tiene menos de 50 años.

Cora concede, no obstante, que también podría relacionarse con la demografía. No solo puede ocurrir que el interesado carezca de descendientes, sino que, pese a tenerlos, no vivan con él, sino fuera, incluso en otro país, y en vez de nombrar a un pariente más lejano prefiera elegir a una persona de confianza o incluso, dice, una institución.

Por otro lado, si la regla general es que manden las provincias atlánticas por población, aquí la tendencia se rompe. A Coruña lidera, con 879 autotutelas en diez años y 136 en 2017, mientras que Lugo estaría a la cola con 248 acumuladas y 21 el año pasado. Pontevedra suma 588 en la década y 93 en el último año, pero la supera Ourense, muy envejecida, con 619 y 71, respectivamente. El esquema varía ligeramente al analizar los poderes preventivos para el caso de incapacidad. A Coruña sigue siendo líder, con 263 en diez años y 57 el último, pero Pontevedra sube al segundo puesto con 189 (y 33 en 2017). Ourense reúne 98 (y 17 el año pasado) y Lugo, 57 (ocho en 2017).