Dos días después de que la asamblea general de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) hiciera fracasar el segundo intento de la directiva para aprobar la reforma estatutaria que exige la ley y echase a perder el plazo que el Ministerio de Cultura le había dado para hacerlo -que finalizaba el pasado viernes-, el presidente de la entidad, José Ángel Hevia, daba a entender que la intervención ministerial no es tan mala opción como parece a primera vista. "La tutela del Ministerio sería una salida conveniente si la masa social de la SGAE no es capaz de aprobar la reforma de los estatutos; y no la rechazamos, al contrario", declara el gaitero asturiano.

El músico, que llegó a la presidencia de la SGAE hace seis semanas, habla de una entidad inmersa en una guerra interna "no solo enconada, sino también judicializada", con sucesivas sentencias que, según explica, hacen que la organización "no sepa qué referencias tomar a la hora de seguir adelante con el reparto de los derechos de autor". Sin ir más lejos, este pasado jueves un juzgado de primera instancia de Madrid anuló el reparto de las cantidades ingresadas por derechos de autor que la anterior directiva hizo en noviembre de 2017. Hevia considera la división en el voto de la asamblea de socios, que por dos veces ha dejado en el aire la reforma estatutaria, como "un castigo a la herencia recibida, de años de judicialización y enfrentamientos". "No se rechazan porque un sector salga perjudicado, es una penalización", subraya.

Los servicios jurídicos de la SGAE deberán determinar ahora cuáles son los pasos a seguir. Y lo mismo deberá hacer el Ministerio de Cultura, fundamentando jurídicamente una posible intervención de la sociedad o la retirada de su licencia de gestión. José Ángel Hevia asegura que no le cabe duda de que "ningún Ministerio va a permitir que miles de socios dejen de percibir sus derechos". "No está ante una entidad rebelde, que no acate su mandato, al contrario, la SGAE lo ha intentado dos veces, pero no puede reformar los estatutos a la fuerza", aclara.

José Ángel Hevia asegura que en la casa se sigue trabajando para dar viabilidad a la SGAE, y añade: "No hemos entregado la llave al Ministro". Explicó que a la mañana siguiente de que la reforma estatutaria volviera a quedar pendiente por falta de votos -fue aprobada por el 58% de la asamblea pero no logró la mayoría absoluta que se requiere- el ambiente en las oficinas de la SGAE en Madrid era "de tranquilidad". Y ese fue el mensaje que quiso transmitir a los socios y a los cuatrocientos empleados de la sociedad: "Que disfruten del turrón el 31 y de los Reyes el día 5, los derechos de autor no pueden desaparecer de un plumazo y los servicios jurídicos van a ponerse a trabajar, no se puede dejar en la calle a familias y autores".

Hevia considera que la SGAE necesita renovar sus estatutos pero ante lo comprometido de la situación, en estas dos primeras votaciones la junta directiva ha optado simplemente por una adecuación a la nueva legislación sobre derechos de autor, que limita en un 20% la recaudación de cada autor por la emisión nocturna de música en las televisiones (lo que se conoce como la rueda). "Sometimos a la asamblea general unos estatutos de mínimos, que no dejan de ser un parche", indicó. De hecho, Hevia asegura que si consigue librar la batalla que se trae ahora entre manos la SGAE planea constituir una comisión estatutaria para afrontar la redacción de unos nuevos estatutos.

El presidente de la Sociedad de Autores desmintió al Ministerio, que el jueves emitió un comunicado en el que decía no haber sido informado de los resultados.