Los pacientes ancianos, hombres y con sobrepeso tienen más posibilidades de sufrir fibrilación auricular (FA), la alteración más común del ritmo cardiaco y que multiplica las probabilidades de sufrir un ictus y, por lo tanto, la mortalidad. En estos grupos podrá detectarse si existe ese riesgo con el análisis de una hormona y una proteína, dos biomarcadores hallados en una investigación publicada ayer en European Heart Journal.

Científicos de la Universidad de Birminghan (Reino Unido) han encontrado dos biomarcadores que podrían usarse para identificarla en pacientes con esos riesgos clínicos, que podrían ser examinados para detectar fibrilación auricular analizando su sangre para ver si tienen niveles elevados de una hormona secretada por el corazón llamada péptido natriurético cerebral (BNP) y una proteína responsable de la regulación del fosfato llamada fibroplasto factor de crecimiento-23 (FGF-23). Ambos biomarcadores pueden emplearse en un análisis de sangre en entornos comunitarios para simplificar la selección de pacientes que se sometan a un electrocardiograma.

A veces, la FA no causa ningún síntoma y una persona que la padece desconoce por completo que su ritmo cardiaco es irregular pero en otras ocasiones los afectados son conscientes de palpitaciones cardiacas notables, sintiendo su corazón como si estuviera aporreando, palpitando o latiendo irregularmente.

La investigación cuyos resultados se conocen ahora fue llevada a cabo por científicos del Instituto de Ciencias Cardiovasculares y el Instituto de Cáncer y Ciencias Genómicas de la Facultad de Ciencias Médicas y Odontológicas de la Universidad de Birmingham. La primera autora, la doctora Winnie Chua, señala que "las personas con fibrilación auricular tienen muchas más probabilidades de desarrollar coágulos sanguíneos y sufrir accidentes cerebrovasculares. Para evitar los accidentes cerebrovasculares es importante que tomen medicamentos anticoagulantes para prevenir la coagulación de la sangre.