Tras su rotundo éxito al introducir en España hace más de 40 años la marca Schweppes con el eslogan Aprende a amar la tónica, el inquieto Richard Golding, que estos días capea como puede la crisis de la cadena alimenticia Dia en calidad de presidente temporal, está volcado en el lanzamiento, como negocio, de dos vinos que mezclan el alma de Andalucía con la elegancia británica, mientras duda en solicitar como ya hicieron su mujer, Francesca, y su hija, Natalia, dos grandes amazonas en los principales concursos hípicos de su país de acogida, la nacionalidad española ante el temor de un Brexit duro y doloroso.

Con el Arx 2016 y el Tesalia 2015 espera poder mantener su cortijo en la Sierra de Grazalema, donde vive con su familia, muy cerca de Arcos de la Frontera, la Arx Arcis (fortaleza en altura) fundada en Cádiz durante la época romana.

"No sé lo que va a pasar pero espero que si el Brexit prospera no sea el más duro porque eso sería malo para el Reino Unido y también para Europa", reflexiona este hombre de negocios, experto en marketing y presidente ejecutivo de Parques Reunidos, que a mediados de los setenta aterrizó en España para convencernos de las bondades de Schweppes. "Fue una empresa dramáticamente difícil", reconoce en perfecto castellano, "no solo por la dificultad de pronunciar y escribir la marca", sino también porque el paladar español no estaba acostumbrado a un sabor tan amargo. "Aquí la gente tomaba cañas, vino, claras y sol y sombra", rememora. Pero en tres años logró introducir la tónica en los hogares españoles.

Golding plantó hace ya una década las primeras vides en su finca gaditana. "Fue una locura, un reto con el que quiero hacer negocio", justifica convencido de las dificultades de sacar al mercado dos vinos que tendrán que competir en España con las más de 30.000 referencias vitivinícolas existentes. Con los ingresos de sus vinos confía en ser capaz de mantener el cortijo donde el viñedo comparte espacio con inmensas arboledas repletas de trufas y competitivos caballos mientras colabora en la estrategia de expansión y consolidación de los 60 parques de atracciones gestionados por el grupo en 13 países y se encuentra a la expectativa del inquietantes futuro del gigante con pies de barro que es la cadena Día. "Es una empresa con mucho potencial a la que los consumidores no han dado la espalda", sentencia el máximo accionista en el consejo de la cadena sin entrar en más detalles sobre la situación de la compañía.

"He procurado siempre rodearme de equipos de personas más listas que yo", proclama mientras eleva una copa del fresco Arx 2016 elaborado con las variedades syrah, tintilla de Rota y petit verdot, la uva francesa que predomina en su Tesalia 2015, un vino más clásico con un coupage que incluye syrah, tintilla de Rota y cabernet sauvignon.

La tintilla de Rota da a los caldos de Golding el sabor autóctono de la tierra gaditana tocada con la brisa de los mares Mediterráneo y Atlántico. Es una uva "genuina que mantiene muy bien el nivel de acidez del vino y aporta frescura", explica al aludir a esta variedad que brota en cepas erguidas de maduración tardía.

Con la petit verdot, Golding y su familia han conseguido gracias al templado clima gaditano que la uva madure cada año, algo imposible en la zona de Burdeos donde esta variedad necesita cinco años para obtener vinos de excelente calidad, muy coloreados y con aromas a cereza y ciruelas maduras.

Ignacio de Miguel se sumó sin pensárselo dos veces a la nueva apuesta de Golding por los tintos de calidad de la sierra de Cádiz. El "enólogo de la jet" convenció al empresario de la necesidad de elaborar caldos de trago fácil, fluidos, afrutados y frescos. "Esto no es un juego, aquí invierto para ganar dinero", aclara Richard Golding dispuesto a que su negocio traspase fronteras poniendo a Andalucía en el mapa mundial de los grandes tintos.

José Ramón Lissarrague, experto en viticultura y profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de Madrid, agujereó la finca para asegurar la mejor plantación de las cepas que crecen en la ladera norte del cortijo de las que cuelgan racimos ventilados y alejados del suelo bajo una sombrilla natural a modo de pérgolas.

"Los viñedos están plantados en espalderas ligeramente ondulantes orientadas al norte", revela orgulloso Golding apoyado siempre por su hija Natalia en esta empresa y muy concienciado de los efectos del cambio climático que obligan a los bodegueros a trasladar sus vides a zonas más frías para garantizar la calidad de la uva. "Nuestros vinos, por el diseño del viñedo, nacen vacunados contra el calentamiento global al hacer podas que propician su aireación y sombra", presume mientras sirve un trago de Tesalia 2015, el único caldo de España con la petit verdot como principal varietal del coupage.

La profunda investigación del suelo gaditano, arcilloso y poco fértil, condujo a Golding a apostar por el uso de portainjertos y clones de variedades tanto autóctonas como internacionales cuya cosecha realiza a mano y de noche para que el mosto descanse posteriormente en barricas de roble francés.

"No tenemos fórmulas establecidas para elaborar estas joyas del sur: las mezclas de las variedades de las uvas dependen solo de la cosecha", concluye Golding al promocionar de nuevo con ingenio esta aventura con la que cambia las burbujas de la tónica por la excelencia del vino.