- Su campo tiene mala fama: para promocionar un alimento se asegura que no tiene "química", "ni conservantes ni aditivos", y el consumidor desconoce que sin fertilizantes químicos hubiésemos perecido de hambre.

-Cuatro mil millones de personas no vivirían si no hubiera amoniaco. Y hay muchos otros ejemplos relacionados con la química. Pero solo se ve el lado negativo. Nadie ve que lleva una ropa con unos materiales estupendos, que hay una comida muy saludable... La química tiene mala prensa, y la física y las matemáticas ni siquiera se conocen. Es un déficit que debemos superar entre todos, y para eso necesitamos los medios de comunicación.

-¿La iniciativa gubernamental contra las pseudociencias tenía que haberse emprendido mucho antes?

-Sí. Ha faltado rigor y autocrítica por parte de las universidades. No pueden patrocinar la pseudociencia, aunque sea interesante socialmente. No pueden amparar algo que sea acientífico. Apoyo completamente la iniciativa de los ministerios.

-El diseñador Adolfo Domínguez dijo recientemente que "la ciencia está preparada para resolver casi todos los retos de la humanidad". ¿Es usted igual de optimista?

-[Ríe] La ciencia está detrás de todas nuestras acciones diarias. La ciencia no se ve, la sociedad no ha asimilado que maneja conceptos y materiales que provienen de los sucesivos descubrimientos científicos. La ciencia nunca se acaba y es acumulativa, crece sobre lo que se descubrió antes. Ha sido la base del desarrollo social y de la humanidad en general, pero no lo hemos sabido transmitir.

-Los científicos se han vendido mal a lo largo de la historia.

-Muy mal.