El menor gallego que apuesta dinero a través de la Red al ganador de un partido de fútbol y convierte esa práctica ilegal en un hábito no solo se adentra en un terreno peligroso que puede atraparlo dentro de una adicción, sino que incurre en otras conductas de riesgo mucho más habitualmente que el resto de chavales de su edad. De hecho, las borracheras y el consumo de cannabis resultan el doble y el triple de habituales entre los 10.000 gallegos de 12 a 17 años que apuestan que entre aquellos que no lo hacen.

El agujero por el que se deslizan estos menores favorece que se les sumen piedras en forma de consumo de estupefacientes o uso problemático de internet que los hundan más. Esta es la conclusión de un estudio elaborado por la Unidade de Psicoloxía do Consumidor e Usuario da Universidade de Santiago (USC), liderado por el profesor Antonio Rial Boubeta, experto en conductas adictivas de este colectivo.

"El consumo de sustancias, el juego de azar online y el uso problemático de internet no son problemáticas asiladas [?] Cuando aparecen conjuntamente suponen una situación de riesgo particularmente preocupante", establece el trabajo de la USC, que recuerda anteriores investigaciones a partir de encuestas a menores de edad que sitúan el porcentaje de los gallegos de entre 12 y 17 años que apuestan dinero a través del juego en internet en el 8,4%, cinco veces más que el año 2010.

El anonimato y la soledad que ofrece la Red son determinantes. "Los servidores online están siempre abiertos, se puede acceder a ellos sin necesidad de desplazarse del propio domicilio, e incluso se puede jugar bajo los efectos de las drogas, al no existir ninguna forma de control", contextualiza el estudio.

El grupo investigador de Rial Boubeta incide en este nuevo trabajo en la necesidad de un enfoque integral a la hora de abordar el tratamiento y prevención de estas conductas. De hecho, el profesor de la USC ya propuso en el grupo de trabajo para la reforma de la Lei do Xogo creado ad hoc por la Xunta no solo blindar en la norma referencias a evitar prácticas de riesgo, sino que insistió en la necesidad de abordar de forma global el impacto de las apuestas.

Las cifras evidencian el crecimiento del sector. En 2013 se instalaron las primeras máquinas de apuestas deportivas en la comunidad y el año pasado ya se apostaron 146 millones de euros, según Codere. En Galicia ya están instaladas 3.786 terminales de aspecto similar a las tragaperras, de las que 3.171 se encuentran en bares y cafeterías, con datos cerrados el pasado octubre. A ello se suma la opción de jugar online al póker o la ruleta desde el ordenador, la tableta o el teléfono móvil.

Las asociaciones de ayuda a los ludópatas consideran una "epidemia" la afición a estas nuevas modalidades de juego. Rial Boubeta ofrece los primeros datos sobre la relación entre juego y otras prácticas de riesgo mediante encuestas que en su último trabajo completaron 3.188 adolescentes.

Las conclusiones indican que los jugadores doblan el porcentaje de los no jugadores en el uso del sexting -envío o recepción de imágenes o vídeos de contenido sexual-: un 47,9% de los primeros envía contenido propio, frente al 20% de los segundos.

Ese efecto afecta también al consumo de drogas. Los jugadores que reconocen haberse emborrachado en el último año es del 52,3%, frente al 23,1% de quienes no apuestan. En el caso del binge drinking -consumo intensivo en poco tiempo-, las tasas son del 37% frente al 12,9%, respectivamente; en el del cannabis, del 34,7% frente al 12,3%; en el del tabaco, del 45,8% frente al 22,7%; y en del consumo de alcohol, del 78,2% frente al 44,3%. En el caso el uso problemático de la Red -demasiadas horas, irritabilidad cuando no pueden conectarse, aparcar aficiones para dedicar más tiempo a la web, por ejemplo- los datos son del 28% y el 14,3%.