Más de 95% de la población adulta ha pasado esta enfermedad, pero la mayoría no es consciente. Los pediatras aseguran que la mononucleosis, conocida popularmente como enfermedad del beso, es un "virus muy habitual" pero que presenta dos caras: o pasa prácticamente desapercibido -al confundirse con otras patologías- o presenta unos síntomas muy llamativos. En las últimas semanas, colegios de A Coruña han informado a los padres de casos de esta patología en sus aulas, pero los pediatras piden tranquilidad. "No hay ningún brote ni repunte de este virus, es muy frecuente. La mayoría de adultos la ha tenido, lo que ocurre que mientras en la infancia pasa más desapercibida, hay personas en las que es muy sintomática", explica el jefe del servicio de Pediatría del Materno Infantil Teresa Herrera, Jerónimo Pardo.

La mononucleosis es una infección causada en el 90% de los casos por el virus de Epstein-Barr aunque también puede estar provocada por el citomegalovirus o un herpes. Pese a que en muchos casos, el paciente solo presenta fiebre, dolor de garganta y malestar general - "que sobre todo en lactantes o niños pequeños puede pasar por otro virus", indica Pardo- cuando el enfermo tiene más edad la sintomatología se vuelve más aparatosa. "Hay fiebre muy alta al menos una o dos semanas y puede llegar a cuatro, cansancio, dolor de garganta, inflamación de los ganglios del cuello y puede incluso provocar un aumento del tamaño del bazo que obliga a guardar reposo", explica el jefe de Pediatría del Materno.

Pese a lo llamativo de los síntomas, los médicos aseguran que no suele tener complicaciones graves aunque hay excepciones. "Son una minoría pero puede haber complicaciones como ocurre con cualquier otra infección vírica y derivar en una meningitis, una encefalitis o una ataxia", indica Pardo, quien también recuerda que si la inflamación de los ganglios es muy aparatosa y provoca dificultades para tragar "puede ser preciso el uso de corticoides" para reducir la hinchazón pero reconoce que "no es lo habitual".

De hecho, no existe tratamiento para curarla sino que solo se intentan mejorar los síntomas y los pacientes suelen recuperarse en el plazo de un mes. "Se busca bajar la fiebre, se aconseja beber muchos líquidos y guardar reposo si ha aumentado el tamaño del bazo porque cualquier traumatismo lo puede dañar", indica este pediatra, quien asegura que en el caso de niños o adolescentes, lo habitual es que puedan volver a clase en un plazo de entre dos y cuatro semanas aunque eso sí "sin hacer ejercicio ni deporte intensivo".

¿Y cómo se contagia? A través del contacto directo con la saliva o las secreciones faríngeas. Por eso, los pediatras aseguran que es muy frecuente en niños que acuden a las guarderías y comparten o chupan objetos y juguetes unos de otros. A ellos se suma otro boom de casos al llegar a la adolescencia por el contagio a través de los besos. "En adultos también la englobamos en una enfermedad de transmisión sexual ya que se contagia también a través de los fluidos", indica Jerónimo Pardo, quien recuerda que el contagio de este virus no es sencillo. "No es una gripe, por toser o que mi compañero de pupitre la tenga, no se contagia", señala el jefe de Pediatría del Materno, quien tranquiliza a los padres de posibles pacientes. "Es una infección muy frecuente. Entre el 95 y el 100% de los adultos la han pasado", resalta.