Durante los años de crisis, la contabilidad de la Xunta incluía de forma permanente una retahíla de inyecciones extraordinarias de fondos destinados a cubrir las necesidades de medicamentos y productos sanitarios -de prótesis a catéteres o gasas, por ejemplo-, al quedarse el Servizo Galego de Saúde (Sergas) sin presupuesto para pagarlos. Para evitar, o al menos reducir, esas operaciones, la Xunta elevó este año las partidas para estas cuestiones hasta los 898,2 millones de euros.

Esa cifra supone un aumento de cerca de 40 millones de euros con respecto a las cuentas del ejercicio pasado, pero, sobre todo, demuestra la presión constante que sufre este capítulo del gasto autonómico, condicionado por el envejecimiento poblacional, el encarecimiento de medicamentos y la incapacidad de la apuesta por elevar el peso de los genéricos para reducir la factura en estas cuestiones.

Un aumento de casi el 50%

El primer presupuesto autonómico elaborado por la administración del popular Alberto Núñez Feijóo fue el de 2010, año en que el material sanitario contaba con unos fondos iniciales de 601,1 millones. Desde entonces, la cifra ha aumentado casi un 50%, suponiendo 297,1 millones más en las cuentas de la Xunta de este año.

El Ejecutivo autonómico comenzó a prever más dinero de forma significativa para estos productos en 2016, cuando pasó de 611 millones a 647. En 2017 presupuestó 726, por 858 de 2018 y los citados 898,2 de este ejercicio.

Así frena las inyecciones extra de dinero, operaciones para cubrir los momentos en que el Servizo Galego de Saúde (Sergas) agotaba su presupuesto, un modus operandi criticado por el Consello de Contas. En 2015 añadió 420 millones; en 2016, 522; y 269, el año pasado.