Galicia es cada vez más vieja. Una cuarta parte de su población supera ya los 65 años y la tendencia va en aumento. Esta circunstancia repercute con intensidad en el sistema sanitario, elevando las necesidades asistenciales y farmacológicas, pues los pacientes crecen por efecto del paso del tiempo sobre la salud y sus dolencias son crónicas en muchos casos. Los efectos de esta coyuntura se notan en las cuentas autonómicas, disparando el gasto en medicamentosgasto en medicamentos y material médico a las cotas más altas de la historia de Galicia, a pesar del descenso del precio de los fármacos de última generación contra la hepatitis C o la apuesta pública por los genéricos, abierta por la Xunta en 2011 con su catálogo de medicamentos. El desembolso al cierre de noviembre pasado se situó en 1.320 millones de euros y cuando se compute el último mes del año marcará un nuevo récord, pues apenas le restan 40 millones para ello. El coste de once meses supera ya el total de 2014, 2015 y 2016 en Galicia.

El estado de la sanidad gallega es campo de batalla en los últimos meses. Por un lado, sectorial, con protestas en los PAC, huelga en las Urgencias del principal hospital de Santiago y dimisiones de casi una treintena de jefes de Atención Primaria en Vigo, ante lo que la Xunta ha reaccionado ofreciendo contratos de tres años a los médicos que accedan sin plaza al sistema para reducir su precariedad laboral. Por otro, política, pues la oposición forzó la creación de una comisión de investigación parlamentaria sobre los "recortes" en la atención sanitaria en la que luego rechazó participar por el veto del PP a algunas de las comparecencias que solicitaban, como la de los familiares del paciente que falleció en el PAC de A Estrada en verano, que carecía de médico en el momento de su llegada al centro.

Más allá del impacto sobre las cuentas públicas de una crisis que llegó a reducir el presupuesto gallego hasta 2.200 millones de euros en 2014 respecto a 2009, la composición demográfica de la sociedad gallega eleva progresivamente la presión sobre el gasto sanitario. Lógicamente, acude más al médico y necesita más fármacos una persona de 60 años que una de 18.

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ya advirtió en 2016 de la necesidad de abordar el coste del envejecimiento poblacional sobre la asistencia sanitaria, pidiendo abrir una pieza separada en el debate sobre la reforma de la financiación autonómica, que el Gobierno de Rajoy (PP) postergó desde 2014, cuando caducó el actual sistema, y cuya reforma no aprobará esta legislatura el Ejecutivo de Pedro Sánchez (PSOE). En aquel año, Feijóo aseguró que el envejecimiento elevaría la factura sanitaria en 700 millones en "dos o tres años".

El gasto en medicamentos y material sanitario durante 2017 superó todas las cotas anteriores con 1.360 millones, según los datos del Ministerio de Hacienda. Eran 62 más que un año antes, cuando la factura había descendido a 1.298 respecto a los 1.318 de 2015.

Pues bien, el saldo del año pasado superará todas esas barreras, a tenor del comportamiento de los once primeros meses del año. Al cierre de noviembre, el coste acumulado era de 1.320 millones, 65,1 más que en el mismo período del ejercicio anterior (+5,2%). Sin añadir diciembre, esta factura supone el 14% del presupuesto de 2018, que ascendía a 9.487 millones.

Teniendo en cuenta que el Sergas eleva sus necesidades en ambas cuestiones en invierno, el récord en el desembolso está asegurado. En noviembre, por ejemplo, el coste respecto a octubre creció 120 millones.

La mayor parte del gasto se refiere a medicamentos y productos sanitarios con receta, que requirió 661,7 millones, mientras que en el caso de los no prescritos -como catéteres, sondas o drenajes- fue de 235. Los 424 restantes se destinaron a los fármacos de dispensación hospitalaria, que se destinan a dolencias graves como cáncer, VIH o hepatitis C.

Esta partida aumentó un 11% respecto al mismo período del año anterior, a pesar de que los medicamentos para la hepatitis C se han abaratado, suponiendo solo 10 millones, frente a los 34,4 que sumaron solo en nueve meses de 2016.