Miguel Ángel Hurtado, la primera víctima en denunciar los abusos sexuales cometidos por el monje del Monasterio de Montserrat Andreu Soler, reclamó ayer, durante una protesta en el Vaticano, la dimisión por "encubridor" del abad de Montserrat, Josep María Soler. "He dado un ultimátum al abad. Tiene 72 horas para dimitir y si no lo hace presentaré una queja formal ante el Vaticano pidiendo la apertura de una investigación apostólica: que sean sus superiores los que le despidan", manifestó Hurtado.

Este hombre, que forma parte de la Asociación Infancia Robada, considera "insuficientes" las 21 propuestas que el papa Francisco puso sobre la mesa al inicio de la cumbre antipederastia de Roma.

"Son medidas muy genéricas que ya se han propuesto en el pasado y que no han funcionado", señaló Hurtado. Entre ellas no están incluidas "ni una sola de las proposiciones que le hicimos al Vaticano el pasado miércoles", cuando las víctimas se reunieron con la comisión organizadora para exponer sus peticiones.

"Todos los casos de pederastia en la Iglesia tienen que ser denunciados a las autoridades y a eso el Vaticano dice que no", argumentó esta víctima de abusos a manos de un religioso.