Donante y receptor son las dos piezas imprescindibles para que una vida que se va pueda ser el motor que haga continuar otra. Un engranaje perfecto de solidaridad que desde 1981, cuando se inició el programa de trasplantes en A Coruña, ha dado una nueva oportunidad a 6.021 personas, los trasplantados que, a día de hoy, suma el Complexo Hospitalario Universitario (Chuac) de la ciudad. El 2018 fue el mejor año de la serie histórica del centro coruñés, con un total de 261 trasplantes de órganos sólidos. También batió su récord de donaciones, al registrar un total de 68.

El éxito del programa de trasplantes del hospital coruñés se fundamenta, según sus responsables, en tres factores: el importante descenso de las negativas familiares a donar, que en 2018 se situó en un 6,67%, muy por debajo de las medias nacional (14,8%) y gallega (16,5%), gracias a las campañas de divulgación llevadas a cabo por la Oficina de Coordinación de Trasplantes y la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y a que el área sanitaria de A Coruña es mayoritariamente urbana, un entorno en que la población es menos reticente a estas prácticas; el incremento de la detección de donantes fuera de las unidades de críticos, fundamentalmente en los Servicios de Urgencias y Neurología; y el aumento de las donaciones en asistolia controlada (a corazón parado), que representan ya un 25% del total.

"La donación en asistolia controlada, es decir, a corazón parado, se plantea en el caso de pacientes ingresados en las unidades de cuidados intensivos (UCI), con un daño neurológico muy severo e irreversible, que entran en situación de coma vegetativo y que no son subsidiarios de recibir ningún tratamiento más allá de medidas de soporte vital", explica el coordinador de Trasplantes del Chuac, Fernando Mosteiro, quien señala que, ante este tipo de cuadro clínico, "se propone a las familias la posibilidad de limitar esas medidas de soporte vital para no alargar innecesariamente la agonía del enfermo". "Estamos hablando de pacientes que se mantienen con vida conectados a una serie de máquinas, principalmente un respirador, y que si pasasen a planta fallecerían pocos días después y en unas condiciones penosas", apunta el doctor Mosteiro, y aclara: "No hay ningún condicionante ético en esta práctica, que nada tiene que ver con la eutanasia. Lo que se está haciendo aquí es limitar las medidas de soporte vital de enfermos con daños cerebrales irreversibles y sin posibilidad de recuperación. La eutanasia consiste en aplicar medidas que lleven al fallecimiento de una persona".

Una vez las familias dan su consentimiento para llevar a cabo esa retirada de las medidas de soporte vital, si el equipo médico considera que el paciente en cuestión es apto para donar, se les plantea esa posibilidad. El coordinador de Trasplantes del Chuac asegura que el índice de negativa familiar a la donación es, en estos casos, "prácticamente cero", pues "las familias suelen tener más que asumida la situación", a diferencia de lo que ocurre cuando el daño neurológico irreversible sobreviene de imprevisto. "En los casos a los que nos estamos refiriendo, las familias saben que no hay nada que hacer antes del fallecimiento. De lo que estamos hablando es de la retirada del soporte vital de una persona que no es recuperable. Esto es algo que se hace, cada día, en la UCI de todos los hospitales, haya o no donación", agrega.

Aunque la donación en asistolia controlada ha vivido un resurgir en España los últimos cinco años, el doctor Mosteiro destaca que esta práctica "no es ninguna novedad". "En nuestro país, en las décadas de los 60 y 70, y antes de que se promulgase la ley 30/1979 sobre extracción y trasplante de órganos, todos los donantes de órganos (principalmente riñón) eran donantes en asistolia", apunta el responsable de Trasplantes del complejo hospitalario coruñés, quien indica que, en 2012, la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) decidió retomar esta modalidad de donación ante el descenso de los donantes clásicos, -en muerte encefálica- por la disminución de la mortalidad en siniestros de tráfico, y también de los accidentes cerebrovasculares, gracias a un mejor control de factores como la hipertensión.

El doctor Mosteiro explica que el desarrollo inicial de la donación en asistolia controlada tuvo lugar en el año 2012 "con un proyecto piloto pionero en los hospitales Santiago de Victoria y Puerta de Hierro de Madrid". Ese mismo año, se celebró en el Centro Tecnológico de Formación del Chuac -situado en el Hospital Materno Infantil Teresa Herrera- el primer Curso sobre Donación en Asistolia Controlada, un encuentro al que asistieron medio centenar de responsables de programas de trasplantes de hospitales de toda España y que contó con la participación del exdirector de la Oficina Nacional de Transplantes (ONT), Rafael Matesanz, quien por aquel entonces ya avanzaba que los donantes fallecidos por parada cardíaca serían, "probablemente, la principal vía de expansión, el futuro", para lograr mantener el número de intervenciones, debido al descenso progresivo de los donantes en muerte encefálica.

Acompañado en aquel encuentro por el coordinador autonómico de trasplantes, Jacinto Sánchez, el anterior coordinador de Trasplantes y actual director de Procesos Asistenciales del Chuac, Antón Fernández, y el director médico del New England Organ Bank de Estados Unidos, Francis Delmonico, Matesanz especificaba que, en aquel momento, las donaciones a corazón parado suponían ya el 10% del total en España y que, en algunas comunidades autónomas, como la de Madrid, representaban hasta el 40%. En Galicia y el área sanitaria de A Coruña rondaban el 8%. En apenas cinco años, se han incrementado diecisiete puntos y representan ya una de cada cuatro donaciones (25%).

"Del total de 68 donaciones (de cadáver y entre vivos) que registramos el año pasado, el 25% fueron en asistolia controlada. Pero es que si solo tenemos en cuenta las donaciones de cadáver, ese porcentaje se eleva al 40%", remarca el doctor Mosteiro, quien reconoce que las cifras en las que se mueve actualmente Chuac son difícilmente mejorables, sobre todo teniendo en cuenta el volumen de población que atiende y las actuales listas de espera quirúrgica, de ahí que entre los retos del complejo hospitalario coruñés para este año, destaque "la consolidación de los protocolos de detección de donantes fuera de la UCI, mantener el impulso de la donación en asistolia controlada y promover las campañas divulgativas de donación para continuar disminuyendo las tasas de negativas familiares".