La Audiencia de León ha confirmado la sentencia del Juzgado de lo Penal número uno que condena a un año de prisión y tres de inhabilitación para el ejercicio de su profesión a una doctora de urgencias por la muerte de una paciente como consecuencia de un homicidio por imprudencia profesional.

Los hechos se remontan al 2011, cuando una paciente de 78 años y con antecedentes de accidente isquémico, acudió a Urgencias por sufrir un síncope. Tras una exploración volvió a casa y cuatro días después perdió fuerza en un lado, lo que hizo que el médico de cabecera anotase sobre el informe de urgencias que sospechaba un posible ictus, por lo que la derivó al hospital y llamó al 112. A su llegada a Urgencias, la paciente fue atendida por la hoy condenada, quien entonces era MIR de primer año.

Pese a los antecedentes, la médica consideró que era un problema de rodilla, no un ictus, y el diagnóstico no fue refrendado por su médico adjunto. La paciente falleció a los pocos días de un derrame masivo, producto de diferentes focos hemorrágicos, que evidenciaban una evolución en días previos, según indica la sentencia.