Cerca de 70.500 gallegos padecen, en mayor o menor grado, un deterioro cognitivo, según los datos que maneja la Federación Alzhéimer Galicia (Fagal). En la provincia coruñesa, la cifra de afectados se aproxima a los 27.400 y, solo en la ciudad de A Coruña, supera los 8.500. El área sanitaria cuenta, desde 2010, con una Unidad de Valoración Cognitiva -dependiente del Servicio de Neurología del Complexo Hospitalario Universitario (Chuac)-, cuyo objetivo es el diagnóstico precoz de este tipo de dolencias, así como de su posterior tratamiento. Cerca de medio millar de pacientes son derivados, cada año, a este servicio, cuyos responsables son los neurólogos José Marey y Celia Pérez. Llegan procedentes, principalmente, de los centros de Atención Primaria, pero también a través de profesionales de otras especialidades, como psiquiatría, geriatría, medicina interna o, incluso, del propio Servicio de Neurología del Chuac.

"Una vez que el médico de familia observa que un paciente cumple con una serie de criterios protocolizados -para lo cual se le hace una entrevista clínica, una exploración y pruebas complementarias, como un test de cribado de la enfermedad de Alzhéimer- y constata la existencia de un deterioro cognitivo, nos lo envía a la Unidad, donde le realizaremos más exploraciones y le pautaremos un tratamiento", explica el doctor Marey, quien señala que, a partir de ahí, lo ideal es que el seguimiento se realice en el servicio desde el que fue derivado el enfermo, para no saturar la Unidad y que pueda funcionar para lo que realmente fue creada: dar un diagnóstico precoz. "Los pacientes nos son reenviados solo cuando se detecta alguna actitud o comportamiento que se sale de lo normal, de lo predecible en el desarrollo de una dolencia de este tipo", apunta el neurólogo del Chuac.

Una de las grandes dificultades con que se encuentran los médicos para diagnosticar pronto el alzhéimer y otras demencias es que los primeros avisos llegan mucho tiempo después de haberse iniciado su desarrollo en el cerebro de los afectados. "La predisposición a desarrollar estos trastornos comienza entre 15 y 20 años antes de que aparezcan los primeros síntomas", destaca el doctor Marey. Otro hándicap para la detección precoz es que, a día de hoy, todavía se desconocen sus causas. "Sí conocemos algunos mecanismos que andan por el medio, pero no sabemos con certeza si son causa o consecuencia de estas dolencias. Y si no conocemos qué las provoca, es imposible dar con un tratamiento curativo", reconoce el neurólogo del Chuac, quien subraya que, en la actualidad, la finalidad de los tratamientos es "paliar algunos síntomas y mantener la independencia del paciente". "El objetivo a corto plazo es intentar cronificar la enfermedad, de modo que los pacientes puedan seguir haciendo su vida el máximo tiempo posible", indica.

El envejecimiento es uno de los principales factores de riesgo del alzhéimer, pero esta y otras demencias no siempre llegan en el ocaso de la vida. De hecho, entre el 5% y el 10% de los casos se dan en ciudadanos en edad laboral, muchos de ellos con responsabilidades familiares, incluso hijos pequeños y adolescentes, y con mucha vida por delante. Elvira lo sabe bien. Y es que a esta coruñesa el alzhéimer le sorprendió con apenas 52 años. Un lustro después, aún le cuesta entender y asumir que padece esta demencia que le acompaña cada día al trabajo, dificultándole las tareas; a las reuniones con amigos, donde a veces ya no puede seguir las conversaciones con fluidez; y en su vida familiar, condicionando la relación con su marido, sus hijos y sus nietos.

El doctor Marey insiste en "no dar por normal una alteración de memoria", y reivindica el papel "fundamental" que desempeñan las familias en la detección temprana del alzhéimer y otras demencias, pues "son los primeros en darse cuenta de que está pasando algo". "Son quienes mejor conocen a los pacientes, por eso los datos que nos puedan aportar son la fotografía más precisa para diagnosticar este tipo de trastornos, mejor incluso que las pruebas de imagen", remarca este especialista, e insiste: "Cuantos más años se tiene, más probabilidades hay de desarrollar alzhéimer u otras demencias, pero no aparecen por el mero hecho de cumplir años. Nunca debe negarse el síntoma, porque cuanto antes se intervenga, mejor tratamiento podremos dar a los enfermos. Y han de tenerse en cuenta, también, otras señales, como la irritabilidad, los cambios de carácter...", enumera el neurólogo del Chuac.