Gracias a las exenciones fiscales en el impuesto de sociedades y a la seguridad en las calles tras años de convulsión social , Bogotá atrae la atención de las principales empresas tecnológicas de Silicon Valley, decididas a aprovechar su apuesta por la economía naranja tanto del Gobierno de Iván Duque, como del alcalde Enrique Pérez Llosa y de la Cámara de Comercio que preside Mónica de Greiff, quien asesora a más de 764.000 empresas de las que 64.000 se dedican a tareas creativas y dan ya más empleo, 210.000 puestos, que la tradicional industria cafetera del país latinoamericano.

"Los emprendedores tecnológicos van a ser los verdaderos protagonistas del progreso colombiano", asegura De Greiff en una visita a Madrid. La apuesta por el talento y la creatividad de sus paisanos como fuente de riqueza y generación de empleo es su divisa en medio de una creciente avalancha de emigrantes venezolanos que acogen y principal causa de haber elevado al 10% la tasa de paro del país. De Greiff, junto a José Andrés Duarte, secretario de Desarrollo de la Alcaldía de Bogotá, anima a las empresas españolas a participar en la remodelación urbanística de esta urbe de ocho millones de habitantes que se sacude de los pasados años de terror protagonizados por las guerrillas y los narcotraficantes.

Google, Facebook, Netflix y Amazon ya han atendido la invitación de las autoridades colombianas para abrir sus centros en el país que rebaja en su zona franca el impuesto de sociedades del 33 al 20% y elabora una ley para dejar ese impuesto en el 27% a las empresas que inviertan más de 260 millones de euros con acuerdos que garantizan la inversión durante 20 años. Los creadores de nuevas empresas de economía naranja que facturen un millón de euros estarán exentos de tributar durante siete años. La producción audiovisual disfruta también de incentivos, principal causa por la que Colombia se ha convertido en sede de las principales productoras de cine como HBO, Sony Pictures o Discovery Networks.

"Tenemos gente con mucho talento porque hace años que cambiamos los planes de estudios para adaptarlos a las necesidades del mercado", celebra De Greiff, convencida de que la creatividad va a vencer a la criminalidad aún presente en los barrios más pobres de la ciudad. Con esta idea, la alcaldía va a impulsar el Bronx Distrito Creativo en un área dominada antes por las bandas de delincuentes para transformarla en un espacio dedicado en exclusiva a la economía naranja, basada en el arte, la cultura, el diseño, el emprendimiento y la innovación.

Las grandes empresas tecnológicas, añade la presidenta de la Cámara de Comercio, aprecian el talento artístico de los colombianos y la estratégica ubicación del país en América Latina así como su desarrollo tecnológico, antes liderado por los venezolanos, inmersos ahora en un éxodo sin precedentes por las tensiones que azotan al país. "Han llegado más de 345.000 personas de Venezuela a Bogotá y no podemos dejarlos abandonados", subraya Mónica de Greiff, partidaria de darles una oportunidad para que puedan disfrutar de asistencia social, educativa y sanitaria y de un empleo.

"En Colombia faltan pediatras y los venezolanos han tenido siempre buena formación médica así que habría que conseguir la convalidación de esos títulos para que puedan trabajar con nosotros", propone De Greiff antes de explicar que la Constitución colombiana no reconoce como nacionales a todos los que nacen en el país sino solo a los que son hijos de colombianos por lo que muchos niños venezolanos nacidos en los últimos meses en Bogotá ni son venezolanos ni tampoco colombianos.

Otro de los desafíos de la Cámara de Comercio de la capital colombiana es lograr que todas las empresas dispongan de internet y de personal con habilidades de e-commerce para comprar y vender productos a través de medios electrónicos. "Tenemos que ayudar a esas pequeñas empresas a diseñar páginas web atractivas para impulsar sus negocios", insiste antes de asegurar que la economía naranja supone ya el 3,5% del PIB del país. Cerca del 12% de los proyectos de inversión extranjera corresponden a negocios de software y servicios. La economía creativa, reitera, genera riqueza a partir de la propiedad intelectual como materia prima.

"No hay que temer al fracaso", prosigue Mónica de Greiff al apoyar la creatividad de sus paisanos para que se sientan orgullosos de su talento y lo conviertan en una fuente de ingresos. "Somos el mayor exportador de música de América Latina", presume Duarte, impulsor del Bogotá Music Market a través del ayuntamiento, ahora empeñado en rediseñar la ciudad con proyectos por valor de trece billones de euros para construir un metro, una planta de tratamiento de aguas residuales, corredores viales y una ciudad inteligente por la que ya se trasladan en bicicleta un millón de personas al día a lo largo de 470 kilómetros de carriles adaptados.