Al menos tres familias gallegas, procedentes de Lugo, Vigo y Allariz, están atrapadas en Kiev en estos momentos, con recién nacidos en una situación apátrida tras la directriz ministerial emitida el 22 de febrero que ordena a los consulados españoles no aceptar a trámite la filiación de menores nacidos mediante la técnica de gestación subrogada. Esta situación afecta actualmente a 28 familias españolas que se encuentran en Kiev, según los cálculos que facilitan afectados. Hasta 16 bebés han nacido en el transcurso de ese mes, aunque "habrá doce nacimientos más en las próximas semanas", avanzan. Sin entrar en consideraciones sobre la práctica alegal y prohibida en España de la maternidad subrogada, la compleja situación burocrática abierta por el nuevo contexto legal deja un reguero de familias en dificultosas peripecias vitales.

Los progenitores ven cómo son denegadas sus solicitudes para inscribir a los recién nacidos como hijos de españoles, en virtud de esa reciente instrucción del Ministerio de Justicia de España. La nueva directriz exige la filiación mediante una resolución judicial y ese trámite no se contempla en Ucrania (solo en EEUU y Canadá). Es el caso que se le planteará a una pareja de Vigo, que prefiere mantenerse en el anonimato, y que habla desde Kiev. "Estamos atrapados, porque la vía española está cerrada", asegura el padre, "nos hallamos en una especie de limbo jurídico". Su hija ha nacido hace exactamente diez días en una maternidad pública y la inscribirán el próximo martes. En este momento, desconocen cuánto tiempo más tendrán que pasar en Kiev, en donde viven en una casa compartida con otra familia española en la misma situación. Además, asegura que "esa instrucción que mandó la ministra de Justicia no respeta ni tiene en cuenta los embarazos en proceso; es arbitrario". "Un niño no nace por generación espontánea, lleva implícita una gestación de nueve meses, así que no se puede cambiar una norma de este tipo de un día para otro sin respetar esas situaciones y estos recién nacidos", defiende.

"¿Por qué mi hijas tienen que ser ucranianas y el bebé que nació cinco horas y media antes que ellas es español? ¿Qué tienen de diferente con los que vinieron al mundo horas antes que ella?", se pregunta la madrileña Rocío Jorge Arellano, pareja del asturiano J. Q. y cuya situación reviste una especial gravedad. Una de las mellizas que vino al mundo el 23 de febrero tiene una cardiopatía y, sin nacionalidad reconocida, no puede acceder tampoco al sistema nacional de salud para tratarse. "Ahora piden una sentencia judicial que el gobierno ucraniano no tiene en vigor porque la filiación se decide por certificación registral de nacimiento, de la autoridad pública, que hacen el registro de los recién nacidos por vía administrativa, tras los resultados de un test de ADN y revisar toda la documentación. Eso esta únicamente en vigor en EEUU y Canadá, y normalmente en dos semanas, pero no en Ucrania. No sabemos si esto lo harán autoridades ucranianas y cuánto tiempo podría llevar", se pregunta.

En una situación similar se encuentra Daniel Barroso, que se topó con la negativa al ir a registrar el nacimiento de Lucía, de apenas unas semanas de vida, con las autoridades ucranianas. "La cruda realidad es que mi hija está desamparada por el Gobierno español", expresó.