El Sergas guarda toda la información que genera: análisis de sangre, pruebas de anatomía patológica, radiografías, altas y bajas de urgencias, el perfil de los pacientes, diagnósticos médicos en cada visita al centro de salud, las fluctuaciones en las listas de espera, la compra de material, las nóminas de su personal... hasta dos petabytes de información almacenada durante los últimos cinco años. ¿Es mucho? Es muchísimo. Un petabyte equivale a 1.000.000.000.000.000 bytes. Es una unidad más grande que el gigabyte o el terabyte. ¿Y para qué sirve esta ingente cantidad de datos y por qué dedica el Sergas personal y recursos a archivar todos estos datos? Las funcionalidades y potencialidades son múltiples. Un ejemplo: los médicos emiten cinco millones de recetas cada mes, y todas se centralizan y almacenan y luego gracias al big data se revisan todas y cada una de ellas a la búsqueda de posibles fraudes. El resultado de este rastreo: "16.000 recetas al mes susceptibles de ser fraudulentas".

La explotación del big data (en español macrodatos, datos masivos, inteligencia de datos o datos a gran escala) ayuda a los inspectores del Sergas a hacer su trabajo y a ser muchos eficaces. Tras la primera batida del big data, ellos ya centran su labor en las 16.000 recetas sospechosas, según explica Benigno Rosón, subdirector xeral de Sistemas y Tecnologías de la Información de la Consellería de Sanidade.

En el pasado, cuando no había programas informáticos capaces de analizar de forma veloz millones y millones de datos, los inspectores solo comprueban una pequeña muestra aleatoria de los cinco millones de recetas que se prescriben cada mes. Ahora la primera criba se la hacen los ordenadores con sus algoritmos y luego ellos se centran en las dudosas. ¿Qué buscan? Sobre todo recetas falsas para cobrar a la seguridad social medicamentos más caros de los realmente prescritos, fármacos que se retiran con la receta electrónica pero no se entregan al paciente, médicos que prescriben medicamentos para los que no están autorizados... pero también hay simples irregularidades formales, como ausencia de firma, fecha, etc...

La revisión de recetas es una de las posibilidades que ofrece el big data, pero sus potencialidades son múltiples y muchas "impensables" a día de hoy, expone Benigno Rosón.

El Servizo Galego de Saúde apostó por "un big data" integral y centralizado hace cinco años, y dedicó tres años a poner en marcha la infraestructura y almacenar la información. Desde el año 2017, empezó a explotar el análisis de todos los datos. "Somos la única comunidad autónoma que en el área sanitaria ha apostado por un big data integral, con todos los datos que genera", resalta el subdirector xeral.

El Sergas tiene guardados 200 millones de registros de actos sanitarios al año, 300 millones de registros de líneas de medicación, 225 millones de anotaciones en la historia clínica de los pacientes y diez millones de registros de informes clínicos.

Antes de la irrupción del big data, el Servizo Galego de Saúde ya almacenaba y analizaba la información que tenía con sistemas informáticos tradicionales. De este modo, la sanidad gallega podía saber cuanto era el coste medio de receta de cada médico y comparar el dato con los de otros doctores. Ahora puede hacer mucho más, y está empezando a hacerlo.