Las piscina de bolas utilizadas para terapia física para niños, similares a las popularizadas en muchos restaurantes familiares, pueden contribuir a la transmisión de gérmenes entre pacientes, según una nueva investigación publicada en el American Journal of Infection Control.

Estas piscinas pueden usarse en terapia física pediátrica para proporcionar estimulación a los niños con discapacidades sensoriales o motoras. Según el estudio, pueden pasar días o semanas entre limpiezas, lo que permite que los microorganismos se acumulen y crezcan a niveles capaces de causar infecciones.