Solo dieciséis minutos separaron a Iago Bastos de disfrutar de un permiso de paternidad de cinco semanas o uno de ocho. Su primer hijo, Leo, llegó quince días antes de lo previsto haciendo tambalear sus planes de dos meses de baja, con los que ya contaba. Pero pasó la media noche y se convirtió en el primer gallego en estrenarla.

Iago Bastos y Mily Castro, de 33 y 30 años, daban por hecho que su primer hijo vendría con ocho semanas de permiso de paternidad bajo el brazo porque no salían de cuentas hasta el 16 de abril. Pero les dio la sorpresa el domingo de madrugada. Fue un parto largo y sin poder poner epidural. "Ella lo soportó como una campeona", coincide su marido con los profesionales. "Ya aguantaste doce horas, ¿por qué no un poquito más?", recuerda que bromeó con ella. En la zona de partos, se hablaba de la entrada en vigor de la ampliación en tres semanas del permiso de paternidad y de si se podría retrasar algún empuje si disfrutarla era cuestión de escasos minutos. Pero no hizo falta. Leo vino al mundo a las 00.16 horas en el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo.

"Es un avance muy importante. Estas son las medidas que poco a poco, entre todos, tenemos que llevar a cabo para que haya esa igualdad que todos queremos, porque cuidarlo es una tarea de los dos", defiende Iago, que trabaja en la firma de energías renovables Ecoforest. El permiso les irá muy bien, sobre todo, porque su mujer es arquitecta autónoma y deberá contratar a alguien que la sustituya durante la baja para no cerrar la oficina. Iago tiene pensado fraccionar su permiso. El nuevo decreto solo le obliga a disfrutar de dos semanas de forma ininterrumpida después del nacimiento. Su idea es dejar otras cuatro para cuando Mily se incorpore a trabajar, para quedarse con Leo en casa.