A los 91 años murió en Madrid Rafael Sánchez Ferlosio, uno de los grandes escritores del siglo XX, autor de una obra literaria y ensayística de dimensiones colosales. La historia de la Literatura sitúa a Sánchez Ferlosio en la llamada generación del medio siglo, junto a escritores como Ignacio Aldecoa, Luis Martín-Santos, Juan García Hortelano, Caballero Bonald, Alfonso Grosso, Ángel González y Juan Marsé, que comenzaron a publicar en torno a 1950, durante la dictadura, una obra que se asocia con la protesta social y la lucha antifranquista. Rafael Sánchez Ferlosio navegó en los ámbitos de la novela, el ensayo y el periodismo a una altura poco común en un país y en unos años en los que el paisaje literario era un páramo sobre el que destacaban unos pocos creadores a modo de oasis excepcionales.

Nacido en Roma en 1927, hijo de Rafael Sánchez Mazas, fundador de Falange Española, que destacara en la guerra civil al lado de las tropas nacionales de Franco y después como ministro de su primer gobierno (también escritor: La vida nueva de Pedrito de Andía), Sánchez Ferlosio saltó al ruedo literario con la fundación de la neorrealista Revista española, en la que colaboraban Aldecoa, Alfonso Sastre y Jesús Fernández-Santos. Su primera novela fue "Industrias y andanzas de Alfanhuí" (1951), un experimento poético y fantástico con el que se distanció del realismo social de aquellos años y que aún hoy se lee con placer. El éxito literario le llegó de la mano de El Jarama, premio Nadal de 1956, una novela que rompió los esquemas de la narrativa española del siglo XX y situó a su autor entre los innovadores de la nuestra literatura. Junto a la renovación del lenguaje la novela es una mirada crítica a la sociedad española del franquismo. Sorprendentemente, frente a la acogida de la crítica y de los lectores, Sánchez Ferlosio llegó a aborrecer esta obra y a negar los valores literarios y sociales que se le atribuyen (" El Jarama es una invención de Castellet, que lo puso por las nubes", dijo en una entrevista). De hecho no volvió a publicar novelas hasta 30 años después, cuando se editó El testimonio de Yarfoz (1986), una parábola moral sobre los valores humanos, que forma parte de Historia de las guerras barciales, un ambicioso proyecto inédito del que por ahora, además del Yarfoz, sólo se conoce el título. Ese mismo año publicó también dos cuentos en colecciones juveniles: El huésped de las nieves y El escudo de Jotán. Durante todo ese tiempo, tomando como base científica la Teoría del lenguaje de Karl Bühler, Ferlosio se recluyó en los estudios lingüísticos y semánticos, un campo que ya había experimentado en ensayos y artículos, llenos de hipotaxis y quiasmos, y en los giros y modismos del habla popular de sus novelas, que parecen volcados de una grabación magnetofónica. Entre los ensayos y recopilaciones de aquella larga etapa figuran los dos volúmenes de Las semanas del jardín (1974) (una meditación sobre los límites de la representación de la realidad en la literatura, según José Carlos Mainer), Mientras los dioses no cambien nada ha cambiado, Campo de Marte I. El ejército nacional y La homilía del ratón, todos de 1986. Después, en una inusitada actividad para su edad, publica Vendrán más años malos y nos harán más ciegos (1993), Esas Yndias equivocadas y malditas (1994), La hija de la guerra y la madre de la patria (2002), Non olet (2003), Sobre la guerra (2007), Gold & Gun. Apuntes de polemología (2008)... ensayos todos ellos al margen de la corrección política y la temática de actualidad en los que Sánchez Ferlosio muestra un conocimiento ilimitado sobre los temas más versátiles y hasta antitéticos: de la Filosofía de la Historia de Polibio de Magalópolis al feminismo "astrológico" de Kylie Minogue.

En la última etapa Sánchez Ferlosio cultivó una imagen pública de perfil excéntrico y aspecto desaliñado, volcado totalmente en la creación de una obra de un alto contenido intelectual, que incita a la reflexión y a planteamientos originales en torno a múltiples temas: la vida, la historia, la guerra, la religión, el destino, las pasiones, la justicia, la belleza, el arte, el lenguaje. Con frecuencia se manifestaba como un vigoroso polemista sobre múltiples aspectos de la sociedad española. Son conocidas sus opiniones críticas sobre la televisión ("una de las mayores fuerzas que han puesto a la familia en bancarrota"), los nacionalismos ("fetiches de identidad histórica"), los toros (desde su afición apasionada a su rechazo absoluto), el referéndum de la OTAN (sobre el que llegó a manifestarse a favor y en contra), o las fiestas populares (era partidario de prohibir "los Sanfermines de Pamplona, las Fallas valencianas, la Feria y Semana Santa de Sevilla, la romería del Rocío... y por la vía de urgencia... la abolición de la Virgen del Pilar"). Según Fernando Savater, la forma de pensar de Sánchez Ferlosio es un "pensar a la contra", una permanente vocación negativa, más que negadora.

Después de recibir el Premio Cervantes en 2004, Sánchez Ferlosio publicó ese mismo año sus aforismos (a los que llama pecios) en Campo de retamas e inició la reedición de toda su obra ensayística (con algunos inéditos) que ha publicado en cuatro volúmenes, el primero de los cuales, Altos estudios eclesiásticos (un título muy expresivo que tiene su origen en el retiro de aquellos clérigos que, afectados por algún escándalo, son apartados del mundo con la excusa de que es para dedicarse a "altos estudios eclesiásticos"), de subtítulo Gramática. Narración. Diversiones (2015) se abre con un poema de Marta Sánchez Martín (la hija de su primer matrimonio con Carmen Martín Gaite, fallecida en 1985 a los 28 años). En el segundo, Gastos, disgustos y tiempo perdido (2016) se incluyen sus artículos periodísticos, que también recoge en el tercero, Babel contra Babel (2017). En el último, QWERTYUIOP (título extraído del orden de la primera línea del teclado mecanográfico) reúne escritos sobre temas tan versátiles como la enseñanza, el trabajo, la televisión o la publicidad.