Como "una serie sin referentes" definen sus creadores, Pepón Montero y Juan Maidagán, Justo antes de Cristo, porque aunque transcurre en un campamento romano del 31 a.C. es un "drama de risas" que se resiste a las comparaciones con La vida de Brian y que de Gladiator sólo tiene algún mueble prestado. Mañana se estrena en Movistar+, plataforma que compró a Montero y Maidagán un proyecto que nació en 2002, que ninguna cadena quiso y que se ha convertido en 12 episodios conclusivos de 25 minutos, cuya primera tanda de seis se podrá ver completa bajo demanda el 5 de abril y la segunda tendrá que esperar a 2020.

"Es humor a partir de situaciones cotidianas", dice Maidagán; más concretamente, a partir de la vida de "un neuras" en la Roma antigua. Se trata de Manio Semponio (Julián López), un acomodado patricio que mata por error a un senador y al que conmutan la condena de pena de muerte por servir a la legión en Tracia, donde intentará sin mucho éxito emular las gestas militares de su padre, El Magnífico. Tiene la suerte de contar con la sensatez e inteligencia de su esclavo Agorastocles, interpretado por el coruñés Xosé Antonio Touriñán al que en principio le pidieron que "neutralizara" su acento gallego y que finalmente lo conservó porque "en el impero romano había gente de todos lados y le da un color muy bonito a la serie".

Para Julián López ha sido "un privilegio" participar en Justo antes de Cristo por la singularidad del proyecto, lejos de la épica con la que la ficción suele tratar al Imperio romano, pero con "tanto cuidado" en su ambientación, el vestuario, la peluquería o el maquillaje como cualquiera de las míticas. Una comedia en la que "nada se toma a la ligera" y que busca divertir gracias a que está "muy inteligentemente escrita", lo que permite que "sea divertido ver desde fuera a personajes tan dramáticos y trágicos", indica el protagonista. "Es un drama de risas porque cuenta cosas de la vida cotidiana; seguro que es como la cara B o las bambalinas de Ben Hur", apostilla Touriñán.

Porque sobre ese periodo esplendoroso de Roma hay mucha ficción, pero "poca comedia", recuerda Maidagán, para quien el estilo de la serie se acerca más a MASH o a Camera Café que a La vida de Brian o incluso Asterix ya que "es humor a partir de situaciones muy cotidianas".

A Borja Cobeaga, que no suele dirigir guiones ajenos, le atrajo un guión "excepcionalmente bueno" que se ha convertido en una serie "realista, bien hecha, muy marciana y original".