Una de cada cinco mujeres que dieron a luz el pasado año en el Materno Infantil Teresa Herrera de A Coruña (el 20%) lo hicieron mediante cesárea. Pese a que se trata de la tasa más baja de los últimos nueve años y a que descendió en más de tres puntos en solo doce meses, supera todavía lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud que aconseja que ningún hospital rebase el 15% de cesáreas en el cómputo general de partos. Las propias características del hospital coruñés „es centro de referencia en cardiopatía infantil y recibe embarazadas de toda la comunidad„ y de su entorno (las mujeres retrasan cada vez más la maternidad) juegan en su contra. Por eso, tanto ginecólogos como matronas del centro reconocen que el margen de mejora es limitado."Es una tasa aceptable para un centro de tercer nivel como el nuestro, se podría bajar algo, pero poco", indica la jefa del servicio de Ginecología, Belén Viñas. "Siempre es posible mejorar e incluso podríamos llegar al 18%", añade la supervisora de partos, la matrona Silvia Álvaro.

Los expertos recuerdan que la cesárea es una cirugía mayor a la que solo debe recurrirse en caso de que surjan complicaciones que pongan en riesgo la salud tanto de la madre como del bebé. "El parto vaginal tiene ventajas para ambos: para el niño porque al comprimirse el tórax al salir expulsa todo el líquido que tiene en los pulmones, por ejemplo, y hay menor riesgo de estrés y para la madre porque no deja de ser una cirugía con sus riesgos. Además, esto no es una cremallera que se abre y se cierra, otras cirugías futuras en la zona pueden provocar problemas", señala la ginecóloga Belén Viñas, quien deja claro que la primera opción para los médicos siempre es el parto vaginal. "Para nosotros lo más fácil sería la cesárea, pero se busca siempre lo mejor para el niño y la madre", sostiene.

Eso sí, médicos y matronas reconocen que cambiar ciertas prácticas ayudaría a descender el número de cesáreas. "Es fundamental que la mujer reciba más información para, por ejemplo, ingresar solo cuando ya está de parto porque sino esto favorece que termine en cesárea o en un parto instrumentado o simplemente saber que aunque haya tenido una cesárea anterior, puede tener un parto vaginal", indica Silvia Álvaro. Lo mismo ocurre con aquellos partos donde el niño viene de nalgas. "En el año 2000 se publicó un estudio que alertaba del aumento del riesgo en este tipo de partos, lo que hace que muchas veces se recurra a la cesárea. Esto hace que las nuevas generaciones de médicos se han formado ya con la cesárea y que en un hospital queden cada vez menos especialistas que puedan resolver con soltura un parto vaginal de este tipo", indica Viñas, quien asegura que para evitar la cesárea "en la semana 37 se pueden realizar unas series de maniobras para intentar colocar al bebé, que se de la vuelta, pero las madres suelen ser reticentes".

El colectivo de matronas considera que ampliar el número de profesionales de este tipo para que cada embarazada reciba la atención de una matrona durante el parto también es clave. "El parto es un proceso muy emocional, que precisa de una atención continuada para otorgar tranquilidad; si hay un plan de parto hay que seguirlo, ver si la madre quiere por ejemplo estar con la pelota, en el agua, etc..., se precisa un tiempo que no se tiene si tienes que atender a varias pacientes a la vez que es lo que suele ocurrir porque aquí hay una ratio de dos embarazadas por matrona", indica Álvaro, quien reconoce que poco a poco se ha mejorado en las dinámicas del Materno, lo que ha logrado reducir la tasa de cesáreas del 25,4% en 2013 al 20% de 2018.

La Organización Mundial de la Salud fijó el límite entre el 10 y el 15% en 1985, pero este objetivo choca con la realidad diaria de muchos hospitales. En el caso del Materno, ginecólogos y matronas reconocen que el margen de mejor es limitado. Es centro de referencia en cardiopatía infantil, de modo que embarazadas de toda Galicia cuyo niño tenga alguna patología de este tipo se desplazan hasta el centro coruñés para dar a luz. Y además también destaca en la atención a niños prematuros. Todo ello hace que lleguen al hospital embarazadas cuyo parto puede tener más riesgo de complicaciones y derivar "bien en la instrumentalización o en cesárea", explica la matrona Silvia Álvaro.

A ello se suma que cada vez las coruñesas demoran más el momento de ser madres. "La edad media son los 35 y a partir de los 40 años es donde hay mayor riesgo de diabetes, hipertensión, el tejido no tiene la misma elasticidad y esto aumenta los riesgos de cara al parto", indica la ginecóloga Belén Viñas, quien reconoce que lo mismo ocurre con quienes se quedan embarazadas por reproducción asistida. "No es lo mismo una mujer de 45 años que tiene a su tercer hijo de forma natural que una mujer de esa edad que sea su primer embarazo y lo haya logrado por reproducción asistida, tiene más boletos de que sea cesárea", explica la reponsable del servicio de Ginecología, quien deja claro que para bajar la tasa de cesáreas también es preciso la colaboración de las madres.