Apple acaba de anunciar el lanzamiento en Estados Unidos y Canadá de su nuevo servicio de suscripción „ esperado y temido a partes iguales„, Apple News+, que a lo largo de este año estará disponible también en el Reino Unido y Australia.

Por 9, 99 dólares mensuales (unos 9 euros) los usuarios podrán acceder a más de 300 publicaciones como Vogue, New Yorker o National Geographic, en una suerte de Spotify de los medios donde los suscriptores tendrán acceso a un amplio menú de noticias y reportajes.

Aunque Apple ha realizado el anuncio con toda solemnidad, no parecen existir diferencias sustanciales con Texture, el actual servicio de suscripción a revistas adquirido por Apple que constituye la base de la nueva aplicación y que cerrará el próximo 29 de mayo para ser sustituido por News+. Además, a pesar de que el gigante tecnológico ha presentado el nuevo servicio como una muestra de su apoyo al "periodismo de calidad", de momento solo tres periódicos participarán en la experiencia: Los Angeles Times, el Toronto Star y The Wall Street Journal.

Es cierto que una alianza con la empresa liderada por Tim Cook resulta hipotéticamente atractiva para los medios; hablamos de un entramado que ha demostrado su potencial consiguiendo 50 millones de suscriptores en su servicio de música en streaming y cuya base de clientes es especialmente atractiva para los editores, ya que los usuarios de Apple son los que tienen más capacidad económica y los que consumen más noticias.

No obstante, este lanzamiento ha sido recibido con recelo por una parte importante de los medios, que no desconfían de las bondades de una alianza con Apple pero sí lo hacen de las características y condiciones de un acuerdo que no parecen ser las más deseables para un sector que está apostando de forma creciente por la relación directa con los lectores y por la construcción de un modelo de negocio basado en las suscripciones a los propios medios.

Por las informaciones que han trascendido, sabemos que Apple se va a quedar con el 50% de los ingresos y que el resto será repartido entre los medios en función del consumo de sus contenidos en la aplicación. Por otro lado, algunos editores comienzan a temer el abrazo del oso de un actor que no está (aún) involucrado en el campo de producción de contenidos, pero que, ante la disminución de sus espectaculares cifras de venta de dispositivos, parece estar orientando su estrategia futura hacia la prestación de servicios y de contenidos en sus dispositivos.

En cualquier caso, la mayoría de los medios de comunicación parecen haber iniciado ya de forma activa la búsqueda y construcción de su propia base de usuarios de pago y Apple News+ no favorece esa senda, al menos hasta que no se demuestre lo contrario.

Además, la sombra de la comparación con Facebook parece inevitable; los medios han realizado un gran esfuerzo para adaptar sus contenidos a una plataforma de la que se han hecho en parte dependientes para conseguir sus objetivos de audiencia y solo han obtenido de ella un retorno muy bajo en lo que se refiere a suscripciones y un cambio en los hábitos de consumo de la información que ha supuesto tanto una importante pérdida de control del producto como una merma en los ingresos por publicidad.

De hecho, tanto el New York Times and el Washington Post han declinado participar en Apple News+ ya que el concepto y la filosofía del servicio parece colisionar con la exitosa estrategia de estos medios en los últimos años, que se ha basado en establecer una relación con el lector sin intermediarios y convencerle progresivamente de las bondades del pago por suscripción; el NYT ya ha alcanzado los tres millones de suscripciones y el WP ha triplicado sus cifras en los últimos dos años. Mark Thompson, el CEO de The New York Times Company, explicaba hace unos días que no estarán en la aplicación de Apple porque les disgusta la idea de habituar a la gente a encontrar su periodismo en un sitio diferente al propio medio y porque, además, les preocupa que su contenido sea introducido en una especie de batidora en la que puede consumirse mezclada con el de otros medios.

¿Por qué ha accedido entonces el WSJ a incorporarse a esta aplicación?

Según la CNN los lectores del Wall Street Journal no tendrán acceso a la totalidad de los contenidos de este medio sino a "una colección de noticias seleccionadas" a las que será fácil acceder desde la aplicación, con una experiencia de usuario distinta y pensada para los lectores que no son actualmente usuarios del WSJ, y mediante la creación de una redacción específica que elaborará contenidos distintos de la información económica característica del medio.

Es decir, parece ser que el medio económico va a seguir buscando vías para encontrar nuevos lectores en nuevos caladeros (como la mayoría de los medios han hecho en plataformas como Facebook), pero intentando no afectar al núcleo duro de sus suscriptores y aprovechando las ventajas que tiene Apple respecto a otras plataformas, como la seguridad y privacidad para el usuario, las aplicaciones preinstaladas, o el perfil de consumidor que comentábamos anteriormente. Porque lo que sí parece claro para todo el mundo es que nadie va a pagar por un producto que puede encontrar más barato en la aplicación de Apple junto con centenares más. En ese sentido, si el Wall Street Journal encuentra un camino transitable, y sobre todo rentable, es posible que el mismo sea seguido en el futuro por otros medios.

En definitiva, parece claro que Google, Facebook o Apple y los medios de comunicación se necesitan mutuamente; los primeros poseen los dispositivos y las aplicaciones que permiten acceder a las noticias, y los segundos producen el contenido que interesa a los lectores que acceden a través de esos dispositivos y aplicaciones.

No obstante, parece que Apple News+, tal y como se ha anunciado, presenta más peligros que oportunidades para ayudar a construir un modelo sostenible para los medios de comunicación, y especialmente para una prensa local que asistiría a un proceso opaco en el que apenas recibiría las migajas del gran pastel que, una vez más, un repostero elabora a su gusto con los ingredientes proporcionados por los medios para ser servido en un restaurante de su propiedad en el que los comensales, además, pasan por caja.