Cuarenta profesionales gallegos participaron esta semana en una jornada formativa del Colexio de Psicoloxía de Galicia sobre violencia filioparental. No solo abordaron las estrategias para abordar y prevenir el maltrato de hijos a padres sino que la Fundación Amigó presentó su programa Conviviendo en el que median para resolver conflictos en el seno familiar. La psicóloga Ana María Ulloa fue una de la asistentes a este curso.

Alertan de un repunte de la violencia de hijos hacia padres, ¿a qué se debe?

Hay más casos porque es cierto que, aunque todavía son una minoría los padres que denuncian, cada vez se visibiliza más este problema y lo comunican a servicios sociales o lo denuncian. Pero además hay ciertos factores que influyen en el incremento. Algunos sociológicos como el enaltecimiento que se hace de la violencia en la sociedad actual, por ejemplo en los videojuegos a los que los niños acceden a edades cada vez más tempranas. También hay otras causas a nivel familiar como pueden ser ciertos estilos educativos.

¿Qué falla en la educación actual?

Por una parte hay padres superprotectores, donde el hijo nunca tiene la culpa de nada, que si tiene un comportamiento disruptivo en el colegio, el padre le echa la culpa al profesor antes que a su hijo. Y por otro lado hay padres muy permisivos, que simulan ser amigos de sus hijos y los menores piensan que pueden hacer lo que quieran. Hay que marcar normas y límites desde que son pequeños.

¿Hay un perfil del agresor?

Es algo que puede suceder en todas las clases sociales pero los expertos sí hablan de ciertas variables que se repiten. Por ejemplo, hay mayor riesgo en familias monoparentales donde la tarea de la educación recae en la madre, también es más fácil que aparezcan en familias con recursos económicos bajos donde ya hay otro tipo de conflictos y sobre todo si hay maltrato entre la pareja o entre otros miembros de la familia, ahí hay mucho más riesgo.

¿Quién maltrata a sus padres también es violento fuera de casa?

No tiene porqué, puede ser agresivo en el hogar y en el colegio tener un comportamiento que no llama la atención. Aunque eso sí, debido a la tensión en casa, suelen tener un rendimiento académico bajo.

¿Es posible la prevención y evitar llegar a la violencia?

Sí. La agresividad no surge en la adolescencia. Hay que marcar normas y límites desde pequeños, favorecer la comunicación entre la familia, educarles en habilidades sociales, que sepan tolerar la frustración...

Una vez en manos de especialistas, ¿los menores suelen reconocer su mal comportamiento?

Normalmente no entienden que lo que hacen está mal. Consideran que sus padres hacen algo que está mal y por eso ellos actúan así. Por ejemplo, no le dejan llegar a la hora que quieren a casa. Ellos se muestran violentos para conseguirlo, quieren tener poder, el control.

¿Es posible revertir esta situación?

Sí, todos los comportamientos se pueden modificar. Hay que sentarse con toda la familia y ver qué es lo que pasa, qué hacen ellos, qué quiere cada miembro de la familia.. Cada caso es diferente y algunos son difíciles. Expertos en las jornadas reconocían que ellos el programa que tienen para mediar en los conflictos dura nueve meses.

¿Qué consejo daría a unos padres que ahora mismo vivan este problema?

Que no se callen, que se lo comuniquen a quien quieran: al centro educativo, al profesor, a un familiar... porque ellos pueden decirle cómo actuar y es importante comunicarlo cuanto antes para poder revertir la situación. De lo contrario, esta violencia puede tener consecuencias para los padres y la sociedad.