Benedicto XVI sostiene que en la raíz de los abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica está el "colapso" social y moral que, según sus palabras, trajo consigo el Mayo del 68, que tenía entre sus banderas la de la libertad sexual, "una que ya no tuviera normas". El Papa emérito recoge sus reflexiones sobre la pederastia y las agresiones sexuales del clero en un documento de dieciocho páginas titulado La Iglesia y los abusos sexuales, que iba a sacar en Semana Santa el Klerusblatt, una publicación mensual que se distribuye en las diócesis bávaras de Alemania, y que ha sido adelantado por los periódicos italianos.

Joseph Ratzinger, que renunció al pontificado en febrero de 2013 y que ha roto su silencio en contadas ocasiones, asegura que antes de publicarlo informó de ello al papa Francisco y el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin. El Papa alemán parte en su análisis de la Revolución del 68. Sostiene que la teología moral católica sufrió un "colapso" que dejó a la Iglesia indefensa ante estos cambios en la sociedad. Afirma que en Mayo del 68 "la pedofilia se diagnosticó como permitida y apropiada" y cita ejemplos de las consecuencias que aquello tuvo entre los jóvenes sacerdotes, como el que en varios seminarios se establecieran "grupos homosexuales que actuaban más o menos abiertamente". Cuenta que en un seminario en el sur de Alemania los candidatos al sacerdocio y para el ministerio laico de especialistas pastorales "vivían juntos e incluso los casados a veces estaban con sus esposas e hijos; y en ocasiones con sus novias". Incluso hace referencia al caso de un obispo, que había sido antes rector de un seminario, que había hecho que los seminaristas "vieran películas pornográficas con la intención de que estas los hicieran resistentes ante las conductas contrarias a la fe".

El papa Benedicto XVI también responsabiliza a la jerarquía eclesiástica del "garantismo" que aplicaba con los acusados de pederastia.