Fernando Ontañón (Santander, 1972) cita con pasión a sus referentes y se niega a subrayar su obra, que respira realidad. Hoy presenta en la librería Berbiriana (19.00 h) Mi vida en otra parte, un trabajo cuyo lienzo es el bullying combatido a base de unas artes que fortalecen la esperanza.

¿Cómo ha sido el proceso de gestación de este trabajo?

Hace unos 5-6 años leí una noticia sobre una chica, una adolescente asturiana, que se había suicidado porque sufría bullying en el instituto. Me impactó. Estaba escribiendo otras cosas pero esto seguía ahí, empecé a tomar notas, dejé el proyecto que tenía y me di cuenta: esta es la novela.

Ha interumpido otros proyectos por escribir este libro, ¿ha merecido la pena, está satisfecho?

Nunca estás satisfecho, al menos yo siempre seguiría reescribiendo mis novelas pero, sí, estoy contento con la obra y feliz de presentarla en Berbiriana.

¿Qué se va a encontrar el lector en Mi vida en otra parte?

El lector se va a encontrar con una novela intimista que reflexiona sobre un proceso vital y cómo eso nos construye y nos afecta. Trato de no generar un relato cerrado, en el que veamos cómo acaba todo, sino de crear un lo que pudo haber sido. No es una novela negativa ni pesimista, se ven otras situaciones pero con realismo. Quise reflejar cómo es la vida real con su crudeza y sus cosas que valen la pena, es una novela como la vida, de muchos grises.

Salvando todas las distancias con la ficción, el bullying es un tema sensible y serio. ¿Se siente una responsabilidad especial en el momento de escribir sobre él?

Impone un poco porque yo sé de dónde salió la historia. Para mí era un tema importante y por eso tardé en empezar a escribirlo. Pero una vez te pones a escribir la ficción lo transforma todo y lo que haces es meterte en la piel de otra persona y, desde ahí, mirar la realidad. No intenté documentarme sobre ese caso ni hay nada que se le parezca, utilicé mi memoria, recuerdos del colegio, de casos que ves que han ocurrido. Lo que sí quería explorar, desde la ficción más absoluta, es cómo cuando alguien está pasando un trauma de este tipo muchas veces se refugia en el silencio y se lo queda todo para sí mismo, quería analizarlo metiéndome en la piel de Antía.

¿Y cómo ha sido meterse en esa piel?

Antía que está en un momento de formación, en ella hay muchas cosas del adolescente que fui yo y le he dado cosas con las que sobrellevar el sufrimiento a las que yo también me he aferrado en algún momento, cosas que hacen que la vida merezca la pena. La literatura, la amistad y el amor son algunas de esas cosas.

Hay referencias literarias, musicales (Manuel Vilas, Lou Reed)... ¿Es importante para usted insertarlas y convertirlas en signo distintivo de su obra?

Desde que empecé a escribir aparecen mucho en todos mis libros referencias literarias, musicales y cinematográficas y esto es así porque estas tres cosas han sido muy importantes en mi vida. Intento que los personajes tengan vidas muy reales y en mi adolescencia yo descubrí a Lou Reed, Woody Allen,... son huellas que quedan de esa etapa.

Mi vida en otra parte tiene una estructura narración/reflexión, ¿es un paralelismo con lo que sucede en la vida real?

Es un juego que hago porque hay cierta confusión entre las etapas de la vida de Antía, trato de jugar al despiste con el lector, que dude de qué es realidad y qué ficción. Me parece que la vida adulta es el momento de la reflexión sobre el pasado, por eso está escrita en primera persona, y la etapa de la adolescencia es la de la acción, por eso está en tercera persona.

"Frente a todas las certezas que se escuchan ahí fuera, yo me quedo con el maravilloso desconcierto de la literatura" ha escrito en su blog. Dígame, ¿este es entonces un libro de preguntas y no de respuestas, de desconcierto y no de clarividencia?

Ojalá, porque para mí la literatura lo que tiene son, precisamente, eso: preguntas. No lees para encontrar respuestas sino para hacerte nuevas preguntas.

Sin spoilers, ¿hay algún pasaje en Mi vida en otra parte con el que se quedaría? ¿Algo que subrayaría para releerlo?

Digamos que me cuesta subrayarme a mí mismo, me gusta mucho subrayar a otros siempre que tenga un lápiz cerca, porque muchas veces querría subrayar pero no tengo el lápiz y no lo hago.

De doblar las esquinas ni hablamos entonces...

He superado bastante los traumas con los libros y podría doblar la esquina si no tengo lápiz a mano pero no lo hago, prefiero levantarme a por el lápiz (risas).

He leído en una crítica que el libro es muy cinematográfico en sus diálogos y en las situaciones que presenta, ¿se animaría a ponerle nombre al reparto?

La crítica ha sido muy generosa y que piensen que se puede hacer una película me gusta mucho pero no sabría dar un reparto.

Para finalizar: una reflexión. ¿Qué falla en una sociedad en la que se da acoso entre niños?

El bullying ha existido siempre, hoy tiene más expansión por las redes sociales. El caso es que creo que los agresores son un número reducido, el problema mayor es toda la gente que hay alrededor, esa gente que no acosa pero calla, se mantiene como un observador neutral cuando en esto no se puede ser neutral. Romper el silencio es algo fundamental, cuanto antes se hable en un caso de acoso, mejor.