El responsable de esta infección es el Paramyxovirus. Aunque es benigna y autolimitada genera tensión en enfermos y familiares. Se manifiesta con fiebre, hinchazón y dolor en las glándulas salivales. Su denominación clínica (parotiditis) proviene de la afección que provoca en la parótida. Es una enfermedad propia de la infancia, infrecuente en menores de un año y más grave si se presenta en adultos. Puede surgir en cualquier lugar y momento, siendo más frecuente entre enero y mayo.

Aparece en forma de epidemia en comunidades (colegios, barcos, etc...), contagiándose a nivel respiratorio por contacto directo con personas infectadas a través de la tos, estornudos, saliva, etc... El enfermo es contagioso entre 7 días antes y 9 días después de la aparición de sintomatología, siendo el momento de máximo contagio en las 48 horas previas a su aparición.

Los síntomas son muy variables y aparecen unos 18 días después de la exposición al virus, aunque puede suceder en cualquier momento entre las dos y las cuatro semanas tras el contagio. Algunos son inespecíficos (febrícula, astenia, anorexia, dolor al masticar, malestar y cefalea); otros son específicos, incluyendo la tumefacción parotídea (mono o bilateral) que da el aspecto característico de bola hacia el exterior de la garganta. El conducto parotídeo aparece edematoso y eritematoso, afectando a otras glándulas salivales y provocando fiebre, pudiendo alcanzarse los 40º C.

El tratamiento se centra en la reducción de los síntomas y en la mejora de la calidad de vida del enfermo, a quien debe mantenerse aislado mientras persista la inflamación de las parótidas para evitar el contagio. Suelen recomendarse antipiréticos para reducir la fiebre, reposo para eliminar el cansancio y el consumo de líquidos para rehidratarse. Consulta al médico.

Pueden aparecer complicaciones:

-Dolor abdominal y vómitos por afectación pancreática

-Aparición de una meningitis clínica en cualquier fase de la parotiditis

-Raramente se presentan encefalitis o complicaciones neurológicas como la sordera unilateral o la parálisis facial

-Si la padecen los hombres tras la pubertad, pueden sufrir epididimitis y orquitis, llegando a un cierto grado de atrofia testicular y con ello la infrecuente esterilidad que históricamente se ha relacionado con las paperas. En las mujeres puede aparecer inflamación de ovario y mastitis.

-Durante el embarazo, el contagio en el primer trimestre provoca la pérdida fetal, doblándose el riesgo de aborto.

La única medida preventiva es la vacuna, indicada en la inmunización activa de niños y sujetos susceptibles frente a la parotiditis, el sarampión y la rubéola. En España se utiliza desde 1985 la triple vírica. En el calendario de vacunación se incluyen las dosis, que debe inocular únicamente el pediatra. La administración puede ser subcutánea o intramuscular.

Las contraindicaciones para la aplicación de la vacuna son varias:

-Tuberculosis activa no tratada

-Enfermedades febriles respiratorias o infecciones activas febriles

-Los afectados por VIH se vacunarán sólo tras la recomendación y prescripción médica, pues la efectividad e idoneidad de la vacuna depende de la fase de su propia viriasis

-Inmunodepresión

-Los pacientes que han de realizar la prueba de la tuberculina deben hacerla antes o simultáneamente, pues la vacuna puede reducir la sensibilidad de la piel al test

-Debe evitarse el embarazo hasta tres meses después de la vacunación. También hay que tener precaución con las mujeres durante la lactancia considerando la relación riesgo/beneficio

-En caso de alergia a las proteínas del huevo, a la neomicina o a cualquier otro componente de la vacuna. Entre los efectos adversos de la vacuna se incluyen: sensación de ardor, quemazón o picor en la zona de la inyección, fiebre, rash cutáneo, llanto anormal, convulsiones febriles, diarrea, vómitos, anorexia, tos, infección del tracto respiratorio, otitis, faringitis, artralgias, artritis, reacciones alérgicas, meningitis, encefalitis, trombocitopenia, etc...

Se debe vacunar a los no inmunizados si el médico lo indica y están incluidos en los grupos de riesgo: personal laboral de centros educativos, personal sanitario, viajeros internacionales de países donde son endémicas, infectados por VIH y personas expuestas a un brote de paperas. Aunque es factible la revacunación, una vez padecidas no es probable volver a tenerlas, ya que la protección tras contraer la enfermedad suele ser permanente. Las personas mayores pueden vacunarse siempre que se encuentren entre los grupos de riesgo y sea prescrito por el médico.

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