Salvaron la túnica de San Luis, la corona de espinas de Cristo y otras reliquias, además de medio centenar de cuadros. Todos esos bomberos, los que atacaron el fuego y los que salvaron el patrimonio, son reconocidos por los franceses como auténticos héroes.

Las investigaciones para clarificar cuál fue el origen del incendio que arrasó Notre Dame comenzaron en el mismo momento en el que los bomberos dieron por extinguido el incendio. La hipótesis que se maneja es que el fuego se iniciase de forma accidental, en la zona en la que se estaban desarrollando los trabajos de rehabilitación de la cubierta. Los investigadores interrogaron ayer a los quince operarios, de cinco empresas distintas, que estaban en ese momento en el edificio.

Los expertos avalan la teoría de que el incendio esté relacionado con las obras de restauración. "Hay varios casos, muy similares, de incendios que se producen durante una obra de restauración", explica Pilar García Cuetos, catedrática de Historia del Arte, que enumera cuatro grandes incendios parecidos al de Notre Dame, y vinculados también a obras de mantenimiento o restauración: el castillo de Windsor (1992); el Liceo de Barcelona (1994), el teatro de La Fenice, en Venecia (1996); y la Capilla de la Sábana Santa de la Catedral de Turín, que también afectó al Palacio Real (1997). "Que estos incendios se produzcan durante las restauraciones se debe, en gran medida, a que son obras costosas que se hacen cuando ya no queda más remedio. Y son obras complejas, en las que interviene mucha gente. Si no hay medidas de seguridad rigurosas, puede haber errores, y un error en estos edificios se paga muy caro", explica.

En cuanto a los incendios en catedrales, el antecedente más próximo en España es el que afectó a la catedral de León en 1966. En aquella ocasión, la intervención del cantero Andrés Seoane, que se había formado en las obras de la basílica de Covadonga, propició que se salvase el templo al evitar que los bomberos echasen agua sobre las bóvedas.