Como cada Jueves Santo y como hiciera en su momento Jesús con sus discípulos, el papa Francisco lavó ayer los pies a doce presos y les animó a evitar cualquier tentación de dominación. "Hay que ser más amigos y hermanos", indicó el Pontífice a los reos a los que visitó en el centro penitenciario de Velletri (Roma).

Horas antes, el Papa dedicó la misa crismal „que ofreció en la basílica de San Pedro„ a la labor sacerdotal e instó a los que eligen este ministerio a "ensuciarse" con las heridas y los pecados de la gente. "Ungimos ensuciándonos las manos al tocar las heridas, los pecados y las angustias de la gente; ungimos perfumándonos las manos al tocar su fe, sus esperanzas, su fidelidad y la generosidad incondicional de su entrega", aseguró en la homilía. "El que aprende a ungir y a bendecir se sana de la mezquindad, del abuso y de la crueldad", agregó el Pontífice a los asistentes a la misa en el Vaticano.