El primer programa nacional de vacunas contra la malaria, en cuyo desarrollo España ha sido pionera gracias a la labor de médicos como Pedro Alonso, comenzó ayer en Malawi, un paso histórico que pronto continuará en otros dos países donde el mal es endémico: Kenia y Ghana.

La vacuna será inoculada a 360.000 niños de los tres países cada año, en un plan piloto que en caso de mostrar los mismos buenos resultados que en anteriores pruebas espera ser extendido en el plazo de unos dos años a otras naciones. "Es un día histórico en la búsqueda de una vacuna que tiene casi cien años de antigüedad", destacó Alonso.