El neurólogo Juan Fueyo (Oviedo, 1957) está en la vanguardia de la lucha contra el cáncer. Es profesor e investigador en el Centro Oncológico M. D. Anderson de la Universidad de Texas (Estados Unidos). Junto con su mujer, Candelaria Gómez Manzano, desarrolló en 2003 un virus modificado genéticamente que se usa para tratar alguna de las formas más agresivas de cáncer cerebral. Tras su libro Exilios y odiseas. La historia secreta de Severo Ochoa (2007), el 30 de abril saldrá a la venta su nueva obra, Te dirán que es imposible. El éxito es el viaje, ser feliz es definitivamente la meta (Planeta).

¿Vivir para el éxito no es demasiado estresante?

El estrés tiene demasiada mala fama. No hacer cosas porque nos ocasionan estrés es una estrategia fantástica para fracasar. Permítame una broma: ¿Qué pensaríamos de Churchill si hubiese decidido no enfrentarse a Hitler porque le ocasionaba mucho estrés? Además, muchas veces confundimos no hacer nada con un estado no estresante, y no es infrecuente que sea lo contrario; decidir pasar de todo en la vida puede llenarte la vida de ansiedad.

¿Y no se puede vivir felizmente siendo del montón?

No conozco a nadie que quiera ser del montón, aunque habría que definir qué entendemos por "montón". Nadie quiere ser un mediocre. Si pudiésemos elegir, la mayoría querríamos tener independencia económica, triunfar en nuestros trabajos, conseguir cambiar cosas en la sociedad, mejorar la vida de los otros. Lo llevamos dentro y se puede ser feliz teniendo cualquier empleo, estudiando cualquier carrera, viviendo en una mansión o en una granja. Y sobresalir no significa necesariamente triunfar. Creo que si se tiene talento para algo hay que hacer lo posible por desarrollarlo, y que durante ese esfuerzo es fácil encontrarse con el éxito.

¿Ser ganador implica que tiene que haber perdedor?

A la cima de ti mismo te aúpan los demás. El éxito es una labor de equipo y se compite con otros con la mayor generosidad posible. Que alguien gane no significa necesariamente que otro tenga que perder. En ciencia competimos para ser los primeros en conseguir entender un proceso, curar una enfermedad, pero en ese camino es más importante establecer colaboraciones que publicar antes que los demás. No hay duda que Bill Gates hizo mejor a Steve Jobs: los dos competían y los dos ganaban.

Se supone que los triunfadores no necesitan a nadie. ¿O sí?

Es difícil conseguir algo valioso trabajando solo. Es con un equipo que hemos llegado a la Luna y subido el Everest. Aislarse, pretender saber más que nadie, querer hacerlo solo por orgullo o vanidad es el modo más rápido de fracasar. Trabajar entre gente que tiene éxito ayuda a tener éxito. Yo no sería profesionalmente quien soy sin el M. D. Anderson. Quienes buscan el triunfo no viven como si fueran islas.

Escribe que "las personas inteligentes escuchan más que hablan". ¿Estamos en una sociedad de sordos que solo se miran al espejo?

Es una pregunta profunda y un poco pesimista. Escuchar no es fácil. En muchos cursos de liderazgo hay una clase sobre cómo se debe escuchar. Es importante asumir que hay que evitar que las emociones interfieran con este proceso. Sin escuchar no hay progreso porque lo que nos nutre viene de los demás. Por otro lado, hablar es a veces innecesario. Para dar ejemplo es mejor actuar; ganas a los demás con tu comportamiento, no con tus palabras. Escucha siempre que te hablen y habla solo si es necesario.

¿Y usted ha triunfado?

Ah, ahora la cosa es personal. Dando clases a los estudiantes y actuando como mentor de "fellows" clínicos o de investigación siempre les repito que cuando se propongan hacer algo realmente nuevo o con un alto grado de significancia para nuestro campo de trabajo les van a decir que es imposible. De ahí el título del libro. El profesor es alguien que ha vivido más años, que ha atracado en más puertos y visto más mundo que el estudiante. Ahora, con las canas más allá de las sienes, he decidido explicar aquello que a mí me ha funcionado para progresar en la vida. Cuando miro a mi familia, a mi entorno laboral, cuando estoy con mis amigos de verdad siento que sí, que de algún modo he entendido el significado de la palabra triunfar. Sin embargo, cuando estoy en el laboratorio, doy una charla en un hospital, me reúno con el CEO de mi compañía, o con grupos de inversores o me siento a escribir un libro o un comentario para la prensa que no tiene nada que ver con mi profesión, me doy cuenta que esto es un proceso, que aún queda mucho para llegar a Ítaca.