No es lo más frecuente, pero tampoco es algo excepcional. Sufrir un infarto antes de cumplir los 40 años, como le acaba de ocurrir al portero Iker Casillas, es algo de lo que "nadie está libre" si se tiene algún factor de riesgo. "Basta con ser fumador, tener hipertensión, el colesterol alto, padecer diabetes u obesidad para sufrir un infarto", señala el cardiólogo Guillermo Aldama, de la Unidad de Hemodinámica del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña. Los datos le dan la razón. Un total de 1.326 españoles, de entre 15 y 35 años, ingresaron en un hospital en 2017 „último año del que existen datos„ debido a un infarto aguado de miocardio, cifra que se dispara hasta los más de 13.000 si se suma a quienes no superan los 45. En el caso de Galicia, donde sólo hay cifras de la mortalidad, este accidente cardiovascular se cobró la vida de nueve menores de 40 años en 2017, según el Instituto Nacional de Estadística.

Los expertos reconocen que la edad juega a favor de los jóvenes, pero no lo es todo. "Es cierto que la edad es un factor de riesgo, a mayor edad, mayor probabilidad de tener un infarto, pero influyen otros factores", sostiene Aldama, quien tiene claro que tener un infarto antes de los 40 años "no es lo más frecuente, pero tampoco es tan raro ni algo excepcional". De hecho, reconoce que este pasado fin de semana atendieron a un chico de 34 años con esta patología.

¿Qué aumenta el riesgo de sufrir un infarto de joven? Lo mismo que de mayor. "Hay una serie de factores que están asociados a estos procesos como son el tabaco que influye mucho. De hecho desde que se aprobó la ley antitabaco bajó el número de infartos en España, pero los problemas cardiovasculares siguen siendo lo que más mata en el país", indica Aldama, quien también resalta la importancia de tener a raya la hipertensión y el colesterol, controlar la diabetes y evitar la obesidad y el sedentarismo.

Este cardiólogo reconoce que además influyen variables genéticas. "Hay gente que está más predispuesta genéticamente a sufrir un problema cardiovascular y todavía no se sabe bien identificar a estos pacientes", sostiene y recuerda que, aunque pueda sorprender, los deportistas no son ajenos a estos factores de riesgo ni siempre un paradigma de salud. "Siempre pongo el ejemplo de Johan Cruyff que era futbolista y precisó varios bypass y murió de cáncer de pulmón", indica.

Por ello, asegura que la clave para disminuir el riesgo de sufrir un infarto pasa por reducir los factores de riesgo. Y eso no pasa solo por vigilar el colesterol o medirse la tensión de forma aislada, hay que llevar una vida sana que ayude a controlar todos estos factores. "Hay dos pilares básicos que además han hecho que la población española sea de las más longevas del mundo: una buena dieta, es decir, habría que enseñar a la población a nutrirse, a alimentarse correctamente, y el ejercicio. Con estas dos bases, mejoramos todo lo demás", dice.

El infarto de miocardio ocurre cuando una de las arterias que traslada sangre al corazón se tapona y deja sin riego a esa zona. "Hay dos problemas de diseño en el organismo. La primera es que cada arteria riega una zona del corazón y no se puede suplir de otro modo y la segunda que la zona del corazón afectada no se regenera", indica Aldama, quien destaca que por ello es clave actuar con rapidez ante los primeros síntomas. "Es importante frenar el infarto cuanto antes para que la parte dañada del corazón sea la menor posible y sobre todo para aumentar las probabilidades de sobrevivir", indica.

Para ello es preciso que la población conozca perfectamente los síntomas. "En personas jóvenes es frecuente que no imaginen que les está dando un infarto y pueden tardar algo más. Si de repente se nota una opresión en el pecho, un dolor que a veces irradia hacia la mandíbula o el brazo izquierdo, hay que llamar al 061 y no moverse aunque esté un centro de salud al lado. Galicia tiene una red para tratar estos problemas cardiovasculares y se le derivará al centro en el que pueda recibir la asistencia necesaria que igual no es el más cercano", sostiene este cardiólogo del Chuac.

Una vez superado el infarto, la recuperación dependerá de la intensidad y la zona del corazón que haya sido dañada. "Si no ha sido complicado, en dos o cuatro días el paciente se va para casa y con la medicación adecuada podrá hacer poco a poco vida normal. El ejercicio está indicado, es saludable, pero no el ejercicio de alta competición que no se incluye en el saludable", indica para asegurar que si el paciente se cuida puede tener una vida excelente "y morir de otra cosa".