Uno de cada cuatro hogares gallegos ya no dispone de teléfono fijo en su hogar, pero en casi todos, al margen de los ingresos, existe al menos un móvil. Y un teléfono que se utiliza mucho: una de cada tres personas le echa un vistazo más de cien veces al día. Sin embargo, lo que para unos es un problema, para otros, o mejor dicho, para otras —porque las mujeres en situación de vulnerabilidad son las beneficiarias de un proyecto experimental del uso de SMS como terapia psicosocial para mejorar la inclusión— puede ser una oportunidad. Porque a nadie que lo pase mal, por desánimo o por estar sin trabajo, le viene mal recibir el mensaje de apoyo de un amigo. O,si precisa un tratamiento, que alguien le recuerde no despistarse con los fármacos.

Los SMS —cuatro al día durante cinco semanas que llegaron a las casi cien mujeres que participaron en las dos primeras fases del piloto en el que participa la Consellería de Política Social, la Universidade de Santiago y los servicios sociales de concellos de la comarca de Santiago— estaban supervisados por un equipo investigador que quería comprobar si podía transferirse a las gallegas en riesgo de exclusión social una terapia que se pergeñó en EEUU para prevenirla depresión en mujeres vulnerables.

Y la respuesta fue que sí. Las usuarias del programa experimental mostraron su satisfacción en el 87% de los casos, explica Carlos Santos, subdirector xeral de Servizos Sociais e Xestión Económica de Política Social. En una primera fase se intervino con 21 mujeres del rural que presentaban perfiles variados de vulnerabilidad, pero con un desempleo de larga duración y, en varios casos, violencia de género. En una segunda, también finalizada, se analizó el "impacto" de esos SMS en mujeres inmigrantes: participaron 71 (37 recibieron los textos y el resto sirvió de grupo de control). La investigación halló, explica Santos, un impacto "muy positivo en las que recibieron mensajes". Mensajes que sirvieron para realizar un seguimiento diario de su estado de ánimo.

Asegura que en dos de cada tres casos estas mujeres manifestaron que los SMS, que desarrollan una terapia cognitiva y de conducta, les ayudaron a sentirse "más conectadas" con su entorno y con los servicios sociales que las atienden. Además, y como parte de las usuarias reciben un tratamiento, un 60% mejoraron su adhesión gracias a los SMS,

Los objetivos se cumplieron. Se buscaba "producir un impacto positivo" con esos SMS y que pudieran ser un "complemento" o "refuerzo" de la intervención social" diseñada por los técnicos de servicios sociales. La idea es que sirvan de apoyo y para hacer el seguimiento de la evolución de los itinerarios de inclusión social de estas mujeres. "Puede ser un complemento", explica Santos, sobre todo teniendo en cuenta que la dispersión poblacional gallega a veces les complica a los trabajadores sociales la posibilidad de hacer el seguimiento que muchas veces les gustaría.

Como enfatiza el director xeral de Inclusión Social, Arturo Parrado, la medida "no supone sacarles trabajo a los profesionales, sino complementarlo". Se trata,recalca Santos, de favorecer una evolución "favorable", de "reforzar la intervención social". "Para que un itinerario de inclusión funcione, tiene que haber un comportamiento positivo y el usuario debe desarrollar una resiliencia importante", explica Santos, y los SMS ayudaron. Queda de manifiesto también en los "cuestionarios de salud"que cubrieron las usuarias. No solo reflejaron una evolución positiva,sino que también aseguraron que los logros formativos acompañaron y mejoró la percepción de su salud y bienestar.

El proyecto nació gracias a que una investigadora de la USC tuvo una beca de investigación en la Universidad de Berkeley y creyó que podía transferirse con facilidad a los perfiles de mujeres con los que intervienen los trabajadores sociales en Galicia.

Lo positivo de los resultados los anima, explica Parrado, a plantearse como "objetivo" ampliar el programa a todos aquellos usuarios de servicios sociales en Galicia que están en situación de "máxima vulnerabilidad". Sobre todo,señala, mujeres víctimas de violencia de género o población inmigrante. Por ahora se trabaja en una tercera fase para que en un futuro, señala, "pueda servir como ayuda, como complemento", para hacer un seguimiento, a los miembros de servicios sociales.