¿A qué edad mantuvo su primera relación sexual? ¿Fue con un hombre o con una mujer? ¿Y en el último año? ¿Ha tenido relaciones íntimas con personas dedicadas a la prostitución? ¿Ha practicado sexo en grupo? ¿Se ha hecho la prueba del VIH-sida? En esa línea irán las preguntas de la encuesta del sistema de información de conductas de riesgo de Galicia que el Sergas prevé realizar este año.
Tal vez no tengan esa redacción exacta, pero las cuestiones que se plantearán a casi 8.000 personas -está previsto que se realicen 7.840 entrevistas- están orientadas a obtener datos de la vida sexual de los gallegos y no por un mero capricho de la Administración. Desde la Consellería de Sanidade explican que su macroencuesta sanitaria tiene como objetivo conseguir información que permita "orientar los programas de prevención de las infecciones de transmisión sexual".
Precisamente el catálogo de inquéritos incluye cuestiones específicas sobre unas enfermedades cuya presencia en los últimos años ha aumentado entre la población, sobre todo entre los más jóvenes.
Así, dolencias como la sífilis y la infección gonocócica -lo que se denomina comúnmente gonorrea- se han disparado en la última década. Si se comparan los datos de 2008 con los de 2017 -los últimos disponibles-, los afectados se elevaron un 92 por ciento, desde los 204 casos a 392.
En el caso de la sífilis, ha habido un ligero descenso en los tres últimos ejercicios desde que en 2014 se hubiese alcanzado la cifra máxima de 169 casos, cinco veces más que en 1995. Sin embargo, en lo relativo a la gonorrea, y tras una breve tregua en 2015, cuando el balance fue de un mínimo descenso, los casos no han dejado de incrementarse -sobre todo entre varones jóvenes- desde 2010 y representan casi el triple en comparación con los registrados hace una década atrás: 248 frente a 88.
En la hepatitis B, una de cuyas vías de transmisión es también la sexual, las cifras son más modestas: de los 18 a los 23 casos entre 2016 y 2017, pero suponen un 27% más.
También la hepatitis A reaparecía de repente en la comunidad a lo grande al triplicar entre 2015 y 2016 el número de afectados, de 11 a 31, situación que se complicó al finalizar el año 2017 con un total de 92. Lo que la Dirección Xeral de Saúde Pública consideró un "brote" obligó a la Administración autonómica a tomar medidas. En junio de 2017 el Sergas instó a inmunizarse a los adultos de los grupos de riesgo y solo en septiembre del año pasado daba la Xunta por controlado el episodio. El brote arrancó entre hombres que tienen sexo con hombres y se extendió más allá, si bien el 85% de los casos fueron varones y el 80% entre 25 y 44 años.
En septiembre de 2018, la Xunta recordaba que el "Plan galego anti VIH/sida e outras ITS 2015-2018" ya tomaba en consideración "el hecho de que en los últimos años el colectivo más afectado por alguna de las infecciones de transmisión sexual más frecuentes eran los hombres que tienen sexo con hombres (HSH)". Al respecto, incluía datos relativos al informe sobre VIH en Galicia de 2017 donde se concluía que la transmisión en este colectivo continuaba siendo la categoría más afectada por el VIH. Especificaba además que en los hombres la transmisión por relaciones sexuales no protegidas supone el 77,5% -50,2 % en HSH y 27,3% en heterosexuales-.
Aunque la Xunta insiste en la necesidad de superar el retraso diagnóstico que se produce en el VIH y que afecta casi a la mitad de los casos, las estadíticas de los nuevos diagnósticos van a menos cada año desde 2012 (225 entonces frente a 119 en 2017).
Profesionales sanitarios como Jesús Sueiro, ahora vocal de la Asociación Galega de Medicina Familiar, relacionaron en varias ocasiones los incrementos en las dolencias venéreas con "cierto efecto de bajada de guardia dede que se controló la epidemia del VIH". Por esa falta de miedo las medidas protectoras se aparcan.
El Sergas también explica que con su encuesta busca asesorar a sus profesionales para conocer mejor las conductas de mayor riesgo.