El Papa destacó ayer que la lacra de los abusos en la Iglesia católica no se resuelve "ahorcando en la plaza de San Pedro a 100 sacerdotes" pederastas al revelar que es "consciente" de que las asociaciones de víctimas ven "insuficiente" la cumbre para la protección de menores celebrada el pasado mes de febrero en el Vaticano. "Algunas asociaciones no se han quedaron contentas del encuentro de febrero, 'no han hecho nada', decían, yo les entiendo. Tienen un gran sufrimiento dentro. Si hubiéramos ahorcado en plaza San Pedro a 100 sacerdotes acusadores, se hubieran quedado todos contentos, pero el problema no hubiera sido resuelto", señaló el Pontífice. Francisco hizo estas declaraciones durante su encuentro en el Vaticano con más de 820 monjas superioras provenientes de más de 80 países que concluyeron ayer su plenaria en Roma para definir el futuro de la vida religiosa.

El jueves se hizo público un nuevo compendio de reglas que obliga legalmente a los obispos a denunciar con celeridad cualquier sospecha de abusos y que establece un plazo de un año para que todas las diócesis del mundo se doten de un sistema público para que también los laicos puedan tramitar denuncias.

Francisco destacó que los problemas de abusos "no se resuelven de un día para otro", sino con un "proceso lentamente". "De 20 años a esta parte no hemos tenido conciencia. Estamos cogiendo conciencia ahora, conciencia con tanta vergüenza, pero bendita vergüenza. Es un proceso que debemos ir paso a paso adelante para resolver este problema", sintetizó. "Los problemas en la vida se resuelven con los procesos, no ocupando espacios", agregó.

El papa Francisco declaró que el abuso a religiosas por parte de miembros del clero es un problema "serio y grave".