Fomentar la agricultura ecológica y dar valor a todos los polinizadores, especialmente a las abejas, son los principales objetivos de la apicultura actual según los expertos consultados por Efe en el Día Mundial de las Abejas que se celebra este lunes.

Fijada por la ONU desde 2017, esta fecha recuerda la importancia de un insecto que cuenta con más de 20.000 especies y que está considerado como uno de los principales polinizadores, de los cuales depende la producción del 75 % de los alimentos que consumimos.

El declive de las abejas en los últimos años se ha convertido en una de las más importantes preocupaciones para la agricultura, ha explicado el perito judicial en apicultura, Jesús Manzano, quien ha revelado que "ahora mismo producimos la misma miel anual con 1.000 colmenas que la que cosechábamos hace 40 años con sólo 500", lo que indica que "la situación es extrema, estamos en el límite".

El crecimiento poblacional de las abejas aumenta a razón de un 7 %, una cifra que se queda corta para las demandas de polinización ya que "no tenemos suficiente capacidad de reproducción" de esta especie.

A juicio de Manzano, una de las principales amenazas para las abejas es el cambio climático, cuyas consecuencias "influyen directamente" en sus poblaciones ya que "pierden mucha energía y mucho tiempo de vuelo en buscar alimento donde no lo hay".

Otra amenaza es la varroa, un género de ácaros que diezma colmenas por todo el planeta al afectar el sistema inmunológico de las abejas, pues "parásita la materia grasa de las adultas y las deja en una situación dífícil"; de acuerdo con sus datos "sólo hay doce zonas donde las abejas han logrado afrontar a estos parásitos" como Avignon (Francia) o Arnot (Estados Unidos).

Un tercer riesgo son los efectos de los monocultivos y pesticidas, "clave para comprender el problema de las abejas", ya que "muchas de ellas mueren por su culpa o transportan alimento contaminado" que afecta a la colmena.

El profesor de investigación del CSIC y especialista en biodiversidad, Pablo Vargas, también defiende la importancia de las abejas por su actividad polinizadora "fundamental" no sólo para el medio ambiente, sino también para la agricultura y la economía.

"Los escépticos que piensan que las abejas no valen para nada no saben que las abejas mueven millones de euros de forma silenciosa, además de incrementar la productividad en el mundo rural", ha advertido Vargas, quien ha insistido en que "si hay más abejas, hay más polinización, más frutos y una mejor economía", lo que supone otra razón para preservarlas.

Este especialista se ha referido también al sistema de organización de la colmena que, en su opinión, supone "el sistema democrático perfecto, ya que a diferencia de lo que piensa mucha gente la abeja reina no es la que manda" sino que se limita a cumplir su función como "ponedora de huevos".

De hecho, "si no cumple con las expectativas del resto de la colmena, las demás abejas la echan y forman una nueva colonia con otra abeja reina".

Los expertos también han señalado que no siempre la presencia de colmenas es positiva, sobre todo cuando los apicultores las trasladan con carácter de trashumancia, porque pueden diezmar otras poblaciones de polinizadores y afectar al futuro desarrollo del entorno vegetal.