El año pasado, solo en la convocatoria de junio, los alumnos realizaron un total de 70.079 exámenes en Galicia, a media docena por cabeza, y este año la CiUG estima que podrían rondar los 75.000. Si hay que garantizar la seguridad de esos ejercicios hasta que llegan a los bolígrafos de los aspirantes a universitarios, también hay que ser muy cauto después, cuando se ponen las calificaciones, porque van a determinar el destino académico de muchos.

Más de medio millar de docentes „la CiUG tiene por ahora nombrados a 530 correctores, aunque la cifra podría aumentar en función de la matrícula„ se encargarán de calificar las pruebas. Y este año la CiUG tendrá que repetir el esfuerzo logístico enseguida, ya que la convocatoria que antes se realizaba en septiembre se hace ahora en julio. No pasa ni un mes entre el último examen de la cita ordinaria y el primero de la extraordinaria.

El adelanto supone, explica Celso Rodríguez, que la CiUG desarrolle al mismo tiempo el proceso de segunda corrección tras las reclamaciones mientras tiene lugar el proceso de matrícula extraordinaria y prepara (imprime y almacena) los exámenes de julio.