Antes de sentarse del otro lado de la mesa y notar cómo muchos de sus alumnos enfrentan los exámenes con nerviosismo, también los profesores y maestros tienen que superar unas pruebas, el proceso de la oposición, y nervios no les faltan, hasta el punto de necesitar en algún caso, como explica una orientadora de un instituto gallego que ya pasó por dos tribunales, una buena taza de tila. Pero ser uno de los docentes que juzgan a los que aspiran a ser futuros compañeros de profesión en la enseñanza pública en una OPE tampoco es una labor sencilla, sino que supone una "enorme responsabilidad" que este año recae sobre los hombros de 825 maestros y profesores de enseñanza media.

Tener que juzgar cuáles de los 17.778 aspirantes que se disputarán alguna de las 2.064 plazas en juego en la oposición de la Consellería de Educación de este año están capacitados para cumplir su objetivo de dar clase en la pública es una experiencia "dura" para una orientadora a la que ya le tocó dos veces estar del otro lado. "Porque se juegan mucho y en parte depende de ti el darle un trabajo de por vida a una persona", argumenta. Ella ha llegado a ser testigo de cómo una mujer que dio a luz al día siguiente del primer examen hizo un esfuerzo luego para ir a abrir el examen "y apenas podía andar", comenta.

De ahí el esfuerzo, como corrobora también una maestra de infantil que ya ha integrado un tribunal en tres ocasiones, para "intentar hacerlo lo mejor posible y de la forma más justa posible", por hacer "una corrección objetiva". "Es una experiencia de muchísima responsabilidad", subraya. "Y de muchísimo trabajo, de jornadas maratonianas que empiezan muy temprano y que acaban muy tarde, incluso más allá de las once", comenta. En lo mismo „con las palabras exactas, "jornadas maratonianas"„, incide la orientadora: "Todos los días te dan las once y en las encerronas había días que no comíamos", subraya. Con las encerronas se refiere al momento en que los aspirantes tienen que exponer uno de los temas que salen por sorteo y disponen de una hora para prepararlo y de otra para exponerlo al tribunal, con preguntas incluidas al final.

La maestra de infantil, que ya tuvo ocasión de ver caras repetidas en alguno de los tres procesos selectivos en los que participó „es la especialidad con más número de tribunales„, incide en que desde el tribunal se intenta "tranquilizar" a los candidatos, pero no siempre se consigue. Como recalca la orientadora, "intentamos ser humanos porque hemos pasado por la misma situación, no se puede olvidar que una vez estuvimos del otro lado", recalca, aunque considera que el sorteo es necesario porque muchos docentes, ella misma, no quieren verse en un tribunal. "No compensa", sostiene. Y eso a pesar de que, como explican desde la Consellería de Educación, los presidentes „que sí son designados y suelen ser inspectores„ y los cuatro vocales de cada tribunal „hay 165 tribunales en total„ tienen derecho a dietas (costes de locomoción, de manutención y de alojamiento) y a asistencias (retribución por cada día de actuación). A cambio no solo tienen que evaluar los exámenes, sino también, en el caso de las pruebas prácticas, prepararlas. Y encargarse, como explica la maestra de infantil, de la logística, desde preparar los folios hasta los bolígrafos.

Aunque el examen de oposición arranca el día 22 de este mes, los docentes que no tienen acreditado el conocimiento del gallego se estrenan hoy mismo con las pruebas para demostrar su nivel. En concreto, desde el departamento que dirige Carmen Pomar explican que estos ejercicios atañen a 144 opositores del cuerpo de enseñanza secundaria, ocho de FP, siete de las escuelas de idiomas y 109 del cuerpo de maestros. Además, también hoy les toca, en el mismo lugar, en el IES de Fontiñas, en Santiago, a dos personas pasar la prueba de conocimiento del castellano.

Por otro lado, del total de 17.778 aspirantes cuya solicitud ha sido aceptada, han pedido adaptación de tiempo y de medios un total 119.