Expertos localizaron en las excavaciones de la Cova de Eirós, en Triacastela (Lugo), un recipiente cerámico parcialmente conservado que, por su forma y su decoración, se vincula a la "cerámica cardial", una tipología neolítica de la que, hasta ahora, no había muestras en el norte peninsular y que se relaciona con las primeras comunidades agrícolas y ganaderas. Los investigadores Ramón Fábregas y Arturo de Lombera fueron los encargados de presentar este hallazgo en un acto en el que, además, se firmó un convenio entre la USC y la Xunta para continuar apoyando los trabajos de excavación en este enclave.

La pieza tiene una característica forma de botella y una decoración profusa realizada con concha de berberecho, elementos que la vinculan a la cerámica cardial, típica de los primeros grupos neolíticos del sur de la Península Ibérica. Sin embargo, este tipo de cerámica es inédita en Galicia y en el norte peninsular y sus paralelos más próximos hay que localizarlos en la cuenca del río Mondego.