Al menos uno de cada cuatro varones se ha iniciado en el consumo de contenidos pornográficos en internet antes de los 13 años y el primer acceso se adelanta a los 8 años, principalmente por la "familiaridad" con las pantallas y el fácil acceso a la tecnología móvil. Esta es una de las principales conclusiones del estudio Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales, presentado ayer en Madrid y elaborado por la Red Jóvenes e Inclusión Social y la Universitat de Illes Baleares en base a casi 2.500 encuestas a jóvenes de entre 16 y 29 años.

Tal y como revela el informe, la edad media de inicio en el consumo de pornografía son los 14 años entre los adolescentes hombres, y de 16 años en el caso de las mujeres. En concreto, un 75,8% de ellos empiezan a consumir pornografía antes de los 16 años, mientras que un 35,5% de ellas lo hace antes de esa edad. "La edad media se está adelantando por el acceso a la tecnología móvil", explicó el coautor de la investigación Lluís Ballester. El doctor universitario precisó que la primera visualización de pornografía a los 8 años (tanto niños como niñas) se debe a que el nuevo porno "se cuela en internet a poco que haya acceso a las nuevas tecnologías" y es "muy agresivo".

En cualquier caso, el patrón de "búsqueda activa" de ese tipo de contenidos es más frecuente en los hombres, ya que el 33,1% busca pornografía y el 62,4% se deja ayudar por los amigos. En el caso de las mujeres, el 34,7% confiesa que la encuentra sin buscarla y el 17,4% la localiza de forma activa.

Eso sí, Ballester destaca el aumento del consumo de pornografía entre las mujeres, que se ha incrementado entorno a un "20%" en los últimos cinco años, algo que los autores del estudio también han achacado al fácil acceso propiciado por internet.

Los motivos que llevan al consumo de pornografía entre los varones son principalmente la masturbación (62,4%), para responder a la curiosidad (45,4%) y para aprender sobre sexo (33,1%). Sin embargo, ellas lo consumen en su mayoría para responder a la curiosidad (34,7%), mientras que un 25,3% lo hace para masturbarse y un 17,4% para aprender sobre sexo. En este aspecto, el doctor de la Universitat de Illes Baleares advierte de que los adultos "no existen como una referencia" para los adolescentes que tienen dudas sobre sexo. Según recalca, la educación sexual "aún es un reto", ya que alrededor del 70% de los jóvenes dicen haber recibido educación de este tipo, pero para la mayoría estas lecciones "no están dando respuesta" a sus dudas o inquietudes.

La investigación parte de la concepción de que el uso de la pornografía condiciona las actitudes sexuales. Así, los autores destacan que un 47,7% de los hombres confiesa que este consumo ha incrementado "ocasionalmente" las conductas de riesgo, un porcentaje que en las mujeres es del 39,6%. "Se incrementa el sexo sin preservativo, el intento de sexo en grupo y sexo con desconocidos, que también es preocupante, estamos hablando de adolescentes y jóvenes", apuntó Ballester, que reivindicó "elementos educativos que les orienten" en este aspecto. Según insistió, "en el porno no hay palabras, no hay discurso ni seducción, tiene un arco narrativo muy corto" y eso "lo viven como algo realista" y "no como una ficción".