La Xunta ha dado marcha atrás y ha enterrado su plan para obligar a los dueños de bares y cafeterías a contar con un sistema de activación remoto de las máquinas de apuestas deportivas, análogo al de las expendedoras de tabaco, para evitar que los menores de edad incumplan la ley y jueguen dinero en esta modalidad de azar. La decisión, sin embargo, no es definitiva, pues la nueva Lei do Xogo entra ahora en fase de alegaciones y luego será debatida en el Parlamento, por lo que existe aún la posibilidad de recuperar esa restricción.

El año pasado la Vicepresidencia dirigida por Alfonso Rueda abrió los contactos para renovar la legislación sobre los juegos de azar en Galicia, que data de 1985, pese a que se han aprobado numerosos decretos desde entonces, como el que autorizó en 2012 el negocio de las apuestas deportivas, que hace dos años movió 146 millones de euros en la comunidad, según datos del sector. El departamento autonómico aseguraba hace 12 meses que impondría algún método en los locales de hostelería para evitar las apuestas de los menores, una medida añadida a los controles de acceso en salones de juegos, que se equipararían así a tiendas de apuestas, bingos y casinos.

El lunes el Ejecutivo reveló el borrador de la nueva ley, cuyo contenido modifica sus planteamientos iniciales, explicados el año pasado a este diario por el entonces director xeral de Emerxencias e Interior, Luis Menor. El texto recoge la obligación de situar controles de acceso en locales específicamente dedicados al juego, pero no incluye referencias a la activación remota de las máquinas de apuestas en bares.

Esa medida enfrentó a los miembros de la Comisión de Xogo y del grupo de trabajo específico sobre la nueva legislación. El sector rechazaba esa restricción por entender que limitaba la libertad del cliente, pese a que ya funciona en el caso del tabaco. Las asociaciones de ayuda a los ludópatas la defendían como un filtro más de seguridad no solo para los menores, sino para los dueños de bares y cafeterías. Si un menor de edad es cazado apostando en su local „sea por un descuido en la atención a la clientela, sea por desidia en la vigilancia„, el propietario será castigado con entre 18.001 y 100.000 euros.

De acuerdo con un estudio de la Universidade de Santiago dirigido por Antonio Rial Boubeta, unos 10.000 jóvenes de entre 12 y 17 años reconocen apostar dinero de forma habitual en la comunidad.

La futura Lei do Xogo también establece dos limitaciones cuya aplicación genera dudas. En el primer caso, modifica el método de medición de los 150 metros de distancia obligatoria entre centros educativos y negocios de azar, lo que, según la Xunta, elevará la separación real. Pero no aclara qué sucederá con los locales que con esa nueva fórmula incumplan la norma. Además, esa franja de seguridad no afecta a los bares que cuenten con máquinas de apuestas, cuyo aspecto es similar al de las tradicionales tragaperras. Aunque Galicia congelará la cifra de salones de juego y tiendas de apuestas, los seis operadores que explotan el negocio tienen derecho aún a instalar 400 nuevas terminales en locales de hostelería hasta alcanzar el tope legal de 3.600, que la Xunta amplió en 2016 respecto a las 2.000 previstas inicialmente.

Dudas sobre patrocinios

El Ejecutivo también limitará la publicidad de las empresas del juego a la "prensa escrita", precepto sujeto a un desarrollo normativo posterior, pero abre múltiples interrogantes, pues la Xunta no es competente para regular el juego online, sino el que se desarrolla exclusivamente en Galicia. Las grandes firmas que operan a nivel estatal podrían mantener sus anuncios audiovisuales con estrellas del deporte como reclamo.