El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, se mostró ayer sarcástico y dijo envidiar el "tiempo libre" del que disponen los activistas de Greenpeace que cortaron ayer uno de los accesos de Madrid Central, fecha en la que el nuevo Ayuntamiento del PP puso entre paréntesis las multas por circular por esta área restringida. Además, les recordó que los atascos contaminan más.

Una decena de miembros de Greenpeace se sentó a primera hora en la calzada de entrada a Madrid Central en la calle de Alcalá, cerca de la plaza de Cibeles, con pancartas. La Policía les retiró finalmente de la calzada, sin mayores incidencias, y el tráfico quedó restablecido. También se desplegaron algunos piquetes informativos de la Plataforma en Defensa de Madrid Central para hablar con los conductores sobre el problema de la contaminación en el centro de la capital.

Martínez Almeida explicó que trabajan con la idea de que esta moratoria que arrancó ayer finalice el 30 de septiembre, pero que si acaban antes la revisión de las consecuencias de la medida y la auditoría a los sistemas de control de acceso no van "a alargar artificialmente los plazos".

La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, esbozó también la posibilidad de reducir la duración de la moratoria de multas, y reiteró que la medida de bajas emisiones contaminantes no se va a revertir, "pero sí a mejorar". El tráfico se intensificó en un 6,5% en la M-30 y en los accesos hasta en un 5,2%.