El empresario Elon Musk tiene previsto lanzar al espacio en los próximos años una constelación formada por miles de satélites que permitirán el acceso a banda ancha de internet en las zonas más remotas del planeta. No es el único con este proyecto en mente: el lanzamiento low cost de satélites será uno de los grandes negocios de los próximos años. Al menos así lo afirma Daniel Marín, astrofísico y divulgador, que cerró ayer el ciclo de ponencias del festival científico Splashdown en la Laboral. A su juicio, el impacto visual de estas nuevas luces desde la Tierra cambiarán lo que él denomina "la herencia cultural" de lo que tradicionalmente supuso observar el cielo.

Antes de hablar del futuro, ¿cuál ha sido el gran hito en tema espacial de los últimos años?

Si hablamos de astronáutica, para mí lo más novedoso ahora es la irrupción de lanzamientos espaciales a cargo de empresas privadas. El más conocido es el proyecto de Elon Musk, sobre todo, porque su proyecto de cohetes reutilizables ofrece unos precios que gana por goleada a todos sus competidores. Es el gran cambio reciente.

El ingeniero Raúl Torres, otro ponente en Splashdown, también trabaja en un cohete reutilizable. Una parte del aparato, dice, se podrá recuperar.

Sí, es que lo de Elon Musk es exactamente igual, pero la potencia de su cohete es inmensa. Para explicarlo de forma sencilla: cuanto tú lanzas un cohete con carga al espacio, para que esa carga llegue hay una fase del cohete que cuando se queda sin combustible se desecha por el camino para aligerar el peso. Y hasta ahora esa parte desechada no se recuperaba. Es como si después de un viaje en avión tuvieses que tirarlo y hacer uno nuevo. Ahora se están construyendo modelos que permiten reutilizar esa fase que vuelve a tierra. Lo que pasa con Musk es que su cohete es el más potente. Quiere lanzar miles de satélites al espacio, formar nuevas constelaciones artificiales, para ofrecer servicio de internet en todo el mundo.

Ese está siendo un tema controvertido por el impacto visual que vaya a tener desde la tierra.

Sí, ahora además de la basura espacial y la contaminación lumínica tenemos ese nuevo frente. Si más empresas se apuntan a ese sector, pronto habrá miles y miles de satélites mirando a la Tierra.

¿Pero se verán por la noche como las estrellas?

Algunos, pero pocos. Bueno, es que no se sabe exactamente. La idea es que el negocio se acabe agotando porque en los países desarrollados tampoco hay tanto mercado en ese sentido. Ya tenemos internet, muchos no van a querer pagar a Musk para tener más velocidad. Así que no sabemos cuántos satélites acabarán saliendo al espacio, solo que serán miles, y que en cualquier momento del día alguno se va a ver. Por la noche, aunque de esos miles de aparatos sólo seamos capaces de ver 20 o 50 el cambio en nuestra herencia cultural de lo que es el cielo ya cambia muchísimo. Nuestros hijos no verán el cielo que nosotros conocemos ahora y, bueno, sí que es un debate que está trayendo cola.

También se habla mucho de China. Hace unas semanas hizo un lanzamiento desde el mar.

Sí, bueno, la irrupción de China está siendo muy brusca: van como tiros. Es el país que más invierte en el espacio ahora mismo.

¿Algún fracaso reciente pasará a la historia de las meteduras de pata espaciales?

Uf, muchas... (ríe). Yo no diría que se han cometido errores tan garrafales como para pasar a la historia, pero en el mundo de la astronáutica se cometen errores todos los años. Aquí en España hubo varios intentos fallidos de lanzamientos espaciales, sin ir más lejos. Hablábamos antes de Raúl Torres. Él es de los pocos que sí está consiguiendo su cometido, pero hubo más como él que se quedaron con las ganas. En otros países ha habido accidentes algo aparatosos, pero ninguno grave.

¿Y de cara a los próximos años qué nos espera?

Pues yo pondría el foco en Estados Unidos y en su programa Artemisa. Quieren volver a la luna.

Se estimaba que se lograría en 2024. ¿Eso es posible?

Sí, si ponen el dinero sobre la mesa es perfectamente posible, pero sigue sin estar claro. Con la financiación actual no se podría, pero están cambiando cosas. Hasta el año pasado la NASA estaba más centrada en su futura estación lunar, Gateway. Hay colaboraciones con otras agencias para que astronautas de distintos países viajen en la nave Orión hasta esa estación. Pero el año pasado el presidente Trump parece que ha vuelto a poner el foco en pisar otra vez la Luna y en que la prioridad sea esa.

¿Por qué nos está llevando décadas volver a la Luna? ¿Es por falta de dinero?

En parte. Apolo fue un programa muy caro. Si se corrige la inversión económica con la inflación el coste total hoy sería de 230.000 millones de dólares. Pero, en perspectiva, el presupuesto en defensa de Estados Unidos en un solo año ya supera esa cifra. Además del dinero, aquello fue un juego político, una parte más de la Guerra Fría. Perdieron los rusos y dejó de interesar.

¿Encontraremos nuevos exoplanetas habitables?

Ah, es el otro gran tema interesante de los próximos años. Ahora mismo se están construyendo telescopios gigantes para verlos mejor. También se lanzarán otros al espacio y eso nos permitirá saber hasta la composición de sus atmósferas. Sí, seguro que encontraremos otros nuevos.

¿Qué pasa con Marte?

Ahí no hay nada firme. La NASA se supone que tiene alguna misión tripulada prevista para el 2038 o así, pero no dan detalles. Lo que sí se lanzarán serán varias sondas desde la Agencia Espacial Europea, China, India, Emiratos... Ah, y también está previsto que los robots que se manden allí nos traigan trozos de roca de vuelta para analizar su composición. Esto será como en el 2030, o así.