La llegada del hombre a la Luna situó en el mapa a Fresnedillas de la Oliva, un pequeño pueblo madrileño que hace 50 años fue uno de los tres puntos elegidos por la NASA para seguir este acontecimiento y que ahora inaugura un remodelado museo lunar visitado por miles de personas.

"Fue todo un acontecimiento la llegada de los americanos. Fue una mezcla de modernidad y tradición", explica a Efe el profesor de historia Pablo Alonso, que aún, cuando se cumple el 50 anversario de la llegada a la Luna, reside en la localidad y que vivió en primera persona esos días.

Fresnedillas fue clave en el primer viaje a la Luna gracias a la estación Apolo que los estadounidenses instalaron años antes en un municipio que en 1969 contaba con medio millar de personas y que ahora ha triplicado su población.

Para el aterrizaje lunar la NASA necesitaba tres señales ubicadas en distintas partes del planeta y un pequeño pueblo madrileño fue el elegido en la zona europea. Las otras dos bases se instalaron en Goldstone (California) y en Canberra (Australia).

Más de una veintena de habitantes de Fresnedillas fueron contratados para trabajar dentro de la estación, donde representaron el 15 % de la plantilla total de la infraestructura.

Tras acabar las intensas jornadas laborales, americanos y españoles se daban cita en el bar del pueblo regentado por Santiago Serrano Alonso, un sitio especial que recuerdan los más veteranos de la zona ya que la decoración estaba relacionada con motivos "espaciales".

"Sigue en la retina del pueblo"

La estación estuvo habilitada hasta 1985, cuando todos los trabajadores se trasladaron a las nuevas instalaciones, en el municipio vecino de Robledo de Chavela.

Una vez conseguido el objetivo de aterrizar en la Luna la mayoría de los estadounidenses abandonaron Fresnedillas en 1972, habiendo formado antes a los trabajadores españoles que se quedaron en la base de comunicaciones.

Sin embargo, algunos se quedaron y uno de ellos incluso llegó a casarse con la hija del alcalde por entonces de la localidad.

"Todos los que trabajaron en esa época en la base les dieron un diploma igual que los de la estación de Houston por el hito conseguido", explica a Efe Tomás Alonso, que participó en esas labores en su municipio y ahora se encuentra en la estación de la NASA en Robledo.

Alonso recuerda que en Fresnedillas tuvo su primer contacto con las comunicaciones y tras ello decidió irse a Estados Unidos a seguir su formación.

"(La llegada del hombre a la Luna) sigue en la retina de la gente del pueblo fue un impacto muy grande", añade.

Este técnico es uno de los propulsores del 'Museo Lunar' con el que cuenta la localidad, una idea que surgió hace diez años cuando se celebraba el cuarenta aniversario de los primeros pasos en la Luna.

Esta exposición, con cerca de 8.500 visitantes al año, se ha quedado pequeña, por lo que el próximo 20 de julio, con motivo de los actos programados por el Ayuntamiento, se inaugurará un nuevo centro con más espacio.

Museo con equipos originales

"Lo más importante que se puede ver son los equipos electrónicos de comunicación y seguimiento originales. Es lo más genuino que no se encuentra en ningún otro museo", desvela.

También tiene su vida relacionada con este acontecimiento el actual alcalde del municipio, José Damián de la Peña, ya que su padre entró en 1967 en la estación con trabajos de barrendero y acabó ascendido a mecánico en la planta.

"La Luna puso a Fresnedillas en el mapa. Mi padre dejó su trabajo de camionero para asentarse de nuevo en casa", relata a Efe.

El regidor explica que en el momento del desembarco de los americanos, su tío Fernando de la Peña era el alcalde del municipio que "luchó" por los derechos de los vecinos de la localidad y "consiguió" los puestos de trabajo.

"Nadie sabe el papel de España en todo esto y hay que ponerlo en valor", comenta a Efe Elena Hernández, responsable de turismo en el municipio, que se encarga de poner a punto el museo para que deslumbre en su puesta de largo.

Cincuenta años después de estos acontecimientos Fresnedillas sobrevive ante el difícil éxodo rural y, aunque no ha vuelto a "viajar a la Luna" es universal, ya que es el pueblo de Madrid con más nacionalidades, cerca de una treintena.