La catedrática de Física Teórica de la Universitat de Valencia (UV), Nuria Rius (Valencia, 1963), es la primera mujer que llega a la dirección del Instituto de Física Corpuscular de Valencia, el IFIC, un centro mixto del CSIC y la UV que está a la vanguardia de la investigación en Europa.

Usted es pionera en abrir caminos para las mujeres investigadoras: fue la primera profesora titular del Departamento de Física Teórica de la UV y ahora primera científica en dirigir el IFIC.

Muchas veces me quejo de que a las mujeres nos piden que participemos en muchas comisiones científicas, pero eso a veces se vuelve una carga porque somos muy pocas. Pero mis compañeros y compañeras me han animado a dirigir el IFIC y, aunque al principio no estaba muy convencida, he decidido dar el paso porque considero que es el momento de asumir este importante reto. Además, somos cada vez más las mujeres investigadoras pero no se nos ve. Por eso estamos haciendo un esfuerzo por tener más protagonismo.

Es un lujo prescindir de la mitad del talento. ¿Por qué cuesta tanto que haya más investigadoras en Física?

Es muy difícil porque para llegar, por ejemplo, a ser profesora tienes que estar varios años fuera. Esto tradicionalmente para los hombres era muy fácil porque se iban con su mujer y arreglado. Sin embargo para las investigadoras es más complicado porque muchas veces tu pareja no te puede seguir. Entonces hay mujeres que optan por no salir al extranjero, pero afortunadamente son cada vez menos e incluso ya vemos a parejas que se van siguiendo a sus mujeres.

¿Qué podríamos cambiar para eliminar los obstáculos añadidos con los que se encuentra una investigadora por ser mujer?

Estamos intentando muchas cosas. Lo primero, que las mujeres estudien carreras de ciencias que eso es algo que no ocurre. Eso se está trabajando a nivel de institutos. Todos los cursos hacemos aquí en el IFIC una masterclass para jóvenes alumnos de Secundaria mostrándoles lo que hacemos, y este año hemos hecho una específica para chicas para que vieran que sí se puede, que las mujeres tienen mucho que decir en la investigación. En la iniciativa participamos muchas de las científicas del IFIC, que les contamos a las estudiantes nuestra experiencia. Una vez que han hecho carreras de ciencias, el siguiente paso es decidir que su vida personal va a ser difícil. Asumir ese reto es igual de complicado tanto para las mujeres como para los hombres. Quizás, lo que sigue ocurriendo es que al final si decides tener hijos el mayor peso de la carga de los cuidados sigue recayendo en la mujer. Esto último afortunadamente está cambiando. Hoy por hoy sigue siendo más fácil para un investigador que su pareja esté dispuesta a seguirle a todas partes y renunciar a su trabajo, que no al revés.

Pese a los intensos recortes en la investigación, el IFIC se ha mantenido a la vanguardia de la Física de partículas europea teniendo una participación muy activa en el Gran Acelerador de Hadrones (LHC) del CERN de Ginebra o siendo una institución puntera en la Física de neutrinos. ¿Cómo explica este afán por sobreponerse a las adversidades?

Hemos intentando buscar la mayor financiación posible fuera de España. Muchos de nuestros experimentos han podido seguir adelante gracias a fondos europeos. Y también con un gran esfuerzo de los y las investigadoras: gente con mucha calidad, a pesar de estar en una situación contractual superprecaria, ha decidido seguir en el IFIC y no marcharse al extranjero aunque podía haberlo hecho. Ha sido muy bueno que personal muy valioso, pese a que no tenía una perspectiva clara de futuro, haya seguido aquí.

¿Y cuál es la situación actual?

Relativamente buena, porque a pesar de los recortes conseguimos el reconocimiento como centro investigador de prestigio Severo Ochoa, un empujón que ha ayudado mucho a que algunos de nuestros experimentos hayan podido continuar. También están en marcha varios programas para recuperar personal de excelencia que durante la crisis se fue al extranjero.

Da alegría ver que la fuga de cerebros empieza a revertirse ¿no?

Sí. En el IFIC todos nos hemos tenido que marchar fuera para completar nuestra formación, pero el problema es que durante la crisis no estaba claro que pudieras volver. Entre el talento joven que hemos atraído ahora hay de todo, gente que se formó aquí y decide volver e investigadores de fuera que les ilusiona trabajar con nosotros. Las dos cosas son buenas, pues es tan importante recuperar talento como que venga gente nueva con otras experiencias y experta en otras cosas. Todo esto enriquece.

¿Le duele que le sigan preguntando para qué sirve la Física?

Sí (dice entre risas). A pesar de que este es un instituto de investigación básica cada vez somos más conscientes de que hay una demanda social de transferencia de todo el conocimiento. En ese aspecto tenemos grupos trabajando en aplicaciones médicas que cobran cada vez más importancia. Muchos de nuestros científicos están compaginando la investigación básica con las aplicaciones. Así por ejemplo, el grupo de física nuclear está haciendo aportaciones muy importantes en el desmantelamiento de centrales atómicas.