Hay niños que suman más imágenes en las redes sociales que días de vida. Todo comienza de forma inocente con la primera ecografía y continúa con la primera sonrisa, los cumpleaños, propios y ajenos, el chapoteo en la bañera, el disfraz de Carnaval, el primer día de cole, las vacaciones... Hasta que la huella digital del niño se hace tan gigantesca como el entrañado digital.

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