José Alén, el hombre que asesinó a su mujer Virginia Ferradás en O Carballiño en enero de 2017 y que en el juicio no llegó a ser condenado por homicidio al contemplarse la eximente completa de enajenación mental, está en este momento libre hasta que el fallo sea firme.

El auto que así lo establece firmado por el magistrado Antonio Piña, y el cual ha sido remitido a la prensa, hace constar que el fallo todavía no es sólido y especifica que se había acordado en aquella sentencia tal medida de seguridad por "la peligrosidad del sujeto, apreciada a partir de la naturaleza y gravedad del delito cometido y de sus características personales, determinadas por un trastorno psíquico".

En todo caso, indica el texto actual que tal resolución contiene un pronunciamiento absolutorio y añade que "es por ello que mientras no alcance firmeza, no puede darse cumplimiento a la medida de seguridad impuesta en la misma -centro psiquiátrico penitenciario por un tiempo máximo de 14 años-, pero tampoco puede sostenerse el mantenimiento de la situación de prisión provisional en la que se encuentra".

La Audiencia Provincial de Ourense, de la que Antonio Piña es presidente, es la que ha decidido por tanto que este hombre no ha de permanecer por más tiempo en la prisión de Pereiro de Aguiar.

No obstante, su defensa recurrió e interesó su libertad mientras Ministerio Fiscal y acusación particular se opusieron y reclamaron su reclusión en un centro de salud mental acorde a su demencia frontolateral de tipo conductual.

Piña dice sobre ello que tal cuestión solo puede ser impuesta por un juez civil de familia y es por ello que acuerda el cese de la medida de prisión preventiva y remite testimonio para que se tramite de forma urgente el "internamiento involuntario en un centro dependiente del sistema de salud durante la tramitación de los diversos recursos que contra la sentencia se pueden imponer".

José Alén mató a su mujer, a la que estaba unido desde hacía 35 años, en el domicilio de ambos, en el que habitaban tras regresar de Suiza, donde permanecieron tres décadas.

La asfixió tras una discusión porque ella no quería dejarle las llaves de casa para salir. La víctima tenía signos de haber sido estrangulada tanto a mano como con un cable.