Es uno de los grandes del flamenco y tiene a México en el punto de mira. Prepara un disco de boleros y de rancheras y sorprenderá también con un libro de fotografías de su gira y un documental sobre el alma de la salsa.

¿Qué le movió a indagar en la historia de la salsa, que inspira su trabajo Indestructible ?

La salsa me ha encantado desde siempre. Era un proyecto que tenía en mente desde hace muchos años. Ha sido un trabajo muy currado. He grabado en seis países, Colombia (Cali), Puerto Rico (San Juan), Cuba (La Habana), República Dominicana (Punta Cana), Estados Unidos (Nueva York y Miami) y España (Jerez de la Frontera). Ha sido un disco súper difícil de llevar a cabo porque localizar a todos los genios que participan, como la Fania All Stars, fue complicado. El único que se nos quedó en el tintero fue el maestro Johnny Pacheco, que era el director de la banda de la Fania, pero por su edad y por su enfermedad no pudimos contar con él. Después de 25 años sin verse las caras, juntar a toda la banda y meterla en un estudio para grabar El ratón, de Cheo Feliciano, creo que es todo un logro. También tuvimos a José Aguirre, gran productor musical colombiano, que ha formado para de la producción del disco junto a Jaime Calabuch .

En su web oficial se anuncian, junto al disco Indestructible , un libro y una película. ¿Me puede dar más detalles de estos dos proyectos?

El libro es la segunda parte de Garganta de arena, una obra de Anya Bartels, mi fotógrafa, con imágenes muy bonitas de una gira mía de un año. La película es el documental Indestructible, el alma de la salsa.

El año pasado ya nos adelantó que estaba trabajando en un nuevo proyecto dedicado a México. ¿Cómo va?

Ahora mismo está en pleno desarrollo. Acabo de llegar de México y ya estamos buscando repertorio, que es lo más difícil. El Cigala canta a México es un homenaje a este país que va a contar con gente muy poderosa de allí. Se trata de un disco de boleros y rancheras, creo que os va gustar muchísimo, espero.

¿Qué le mueve a centrarse en unos ritmos concretos o en un país determinado, en este caso, en México?

Escogí México porque me gusta mucho la manera de vivir de su gente, son de mucha alma y corazón. Me encantan los boleros rancheros y la música mexicana en general, desde mi querida Chavela Vargas a José Alfredo o mi compadre Vicente Fernández, con el que acabamos de estar hace dos días. Imagínate grabar con Vicente, es una locura, son cosas que te pasan una vez en la vida y para mí es un reto maravilloso en el cual me voy a divertir muchísimo. Porque de lo que se trata es de eso, de disfrutar a la hora de cantar. Tienes que pasártelo padrísimo, si no, no vale nada.

¿Dónde guarda todos los Grammy que ha conseguido?

Están puestos en una vitrina en mi casa. Yo creo que los premios son el reconocimiento a la música y a la carrera de uno y son para seguir teniendo los pies en la tierra. Yo los he tenido ahí siempre, si no, no sería El Cigala, sería una gamba o una tortilla de camarones (ríe).

Pues ya que estamos, cuéntenos de dónde salió su apodo.

Me lo pusieron mis amigos, los hermanos Losada, los guitarristas con los que empecé, porque me movía más que los precios de las cigalas en Navidad. Hubo un tiempo, de niño, en el que me decían que era como un cigarro More de lo delgado que estaba. Así que preferí que me llamaran El Cigala en lugar de Diego El More.

¿Se imagina que le lleguen ofertas para rapear o cantar reguetón?

No me imagino para nada en ninguno de estos dos registros musicales. Me veo fuera de órbita, como el Apolo 13. Sí te digo una cosa, tengo amigos raperos, pero son estilos muy diferentes al mío. El flamenco es un estado de ánimo y es un género musical que se puede adaptar a todas las músicas del mundo, pero las demás músicas no se pueden adaptar al mundo del flamenco.

¿Cuál es su máxima aspiración?

Que la gente disfrute, se enamore y se conmueva con mi música. No aspiro a más éxitos, estoy feliz como estoy. La fama es efímera. Lo que sí le pido a Dios, sobre todo, es poder, como hasta ahora, mandar en mi música y cantar lo que quiero. Siempre con el permiso del Nazareno, que es el que manda en mi vida y es el que hace y deshace.